Cuatro talentos en desarrollo
Instrumentistas de 13 a 16 años forman un prometedor cuarteto - "Es más cómodo trabajar juntos que como solistas", aseguran
Iñaki Martín, el padre de Gonzalo, asiste a los ensayos del concierto que su hijo y los hermanos Iñigo, Unai y Olazt Ruiz de Gordejuela interpretarán en breve en el auditorio de BilbaoMusika. Con una sonrisa permanente, no puede disimular lo orgulloso que se siente. Estos cuatro jóvenes de entre 13 y 16 años consiguen, como hicieron el pasado jueves en Bilbao, que interpretar una composición de Mozart, Schubert, Fauré o Beethoven no parezca tan difícil. Logran que la combinación de sus instrumentos -Iñigo al piano, Unai al chelo, Olatz al violín y Gonzalo a la viola- fluya naturalmente. "Hay mucho esfuerzo detrás", dice en voz baja.
Aitziber, tía de los hermanos, ejerce a veces como asistente de los "artistas", cuando su madre tiene que trabajar. "Fan número dos" declarada del cuarteto, les lleva la merienda y asiste a la actuación desde primera fila. "Suenan genial", elogia.
En su último recital en Bilbao interpretaron piezas de Mozart o Schubert
Combinar escuela y Conservatorio es "muy exigente", pero "merece la pena", resaltan
Estos cuatro adolescentes comenzaron sus carreras en la música clásica con apenas cuatro años y ya han decidido que su futuro profesional vaya ligado a ella. Todos compatibilizan sus estudios en el colegio con su gran afición. Marta Aguirre, madre de los tres hermanos, es profesora en el Conservatorio de Vitoria, donde estudian todos ellos. Fue quien les empujó a entrar en el mundo de la música. Al principio, tocaban por separado y más tarde formaron un trío bajo la supervisión del violonchelista francés François Monciero.
La madre de Gonzalo, quien recibe clases en el Conservatorio de Bilbao, toca el piano y le inculcó la misma pasión.
Dos de ellos ya han sido galardonados. Unai obtuvo el primer premio en la modalidad de música de cámara y el segundo en la de cámara en el concurso Jóvenes Músicos de Euskadi. Y Gonzalo Martín logró reconocimientos en el Certamen Nacional de Juventudes Musicales, el Concurso Jóvenes Músicos de Euskadi, el de instrumentos de cuerda de Pamplona y el Intercentros Melómano.
"Es más cómodo trabajar juntos que como solistas. Te aclara las dudas y disfrutas mucho del grupo", dice Gonzalo. Apuntan que la personalidad de cada uno se ha ido amoldando a su instrumento y es difícil cambiar, así que a todos ellos les encantaría seguir adelante con sus respectivos estilos. Hay una pieza que aún se les resiste y que les encantaría tocar juntos algún día: el Cuarteto para piano número 1 de Brahms.
Iñigo quiere centrar su carrera en el jazz y la música clásica, a Gonzalo le encanta Bach y el violinista ruso David Oistrakh -"es un fenómeno", elogia-, mientras que Unai y Olatz prefieren la música sinfónica. La clásica es su "pasión", pero también disfrutan con otros ritmos más acordes al gusto mayoritario de los adolescentes, como el pop. Combinar la escuela o el instituto con la música resulta "muy exigente", pero tienen claro que "merece la pena".
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