Recuperemos el sentido común
Diálogo, consenso y unidad son las claves para que el PSM concurra con éxito a las elecciones autonómicas y municipales. El partido socialista debe contar con un capital humano plural, con el que se identifique toda la militancia del PSM, y que sea reconocido por la sociedad madrileña. El PSM se enriquece con la diversidad de sus equipos electorales, con la incorporación de profesionales solventes, con formación política y capacidad autocrítica. Por el contrario, el PSM se empequeñece si el único criterio para la confección de los equipos es la recompensa a las lealtades surgidas de las pasadas contiendas internas.
Desde que se celebraron las primarias, el aparato del PSM ha trasladado una imagen de confrontación, de falta de diálogo y de escasa capacidad para alcanzar consensos con los que apoyaron a Trinidad Jiménez y Jaime Lissavetzky. La unidad de la militancia socialista madrileña corre el peligro de resquebrajarse. Los conflictos con los alcaldes socialistas que apoyaron a Jiménez han sido públicos y notorios, con peligro de la estabilidad política de sus territorios. Las batallas con los que apoyaron a Jiménez, y ganaron su derecho a ser candidatos en sus municipios en las primarias, han sido extenuantes. Algunos de los concejales del Ayuntamiento de Madrid que apostaron por Jiménez y Lissavetzky han sido excluidos de la candidatura municipal. Con estos antecedentes, cabe esperar que la dirección regional pase la minuta a los diputados autonómicos que se pronunciaron a favor de Jiménez.
El aparato del PSM ha trasladado una imagen de confrontación con los que apoyaron a Jiménez
De añadidura, el aparato del PSM se ha opuesto a que Lissavetzky, candidato a la alcaldía de Madrid, contase con su equipo de confianza para competir por la ciudad de Madrid, a pesar de haber ganado su derecho a ser candidato en buena lid. El planteamiento de Lissavetzky ha sido sensato. Quería disponer de un equipo de personas con experiencia en distintos ámbitos profesionales, al tiempo que resultaba respetuoso con la diversidad de la lista electoral. Pero, la ejecutiva regional tomó, a sabiendas, una decisión infractora de las normas sobre la elección de los cargos públicos del PSOE, al aprobar la lista municipal de Madrid sin la conformidad de su candidato, Lissavetzky.
El humo de estos enfrentamientos ha impedido que los ciudadanos conozcan el proyecto y las propuestas del PSM para Madrid. Hasta ahora, el aparato ha estado más preocupado por lo orgánico y por la obtención del poder que por aportar ideas para mejorar la vida de los madrileños. Algunos se preguntarán si los socialistas hemos realizado un trabajo sostenido estos cuatro años para ganar las elecciones, o si estas actitudes y decisiones del aparato regional han de entenderse en otras claves políticas, que poco tienen que ver con el bienestar de los madrileños.
También es hora de profundizar en la coherencia con nuestros valores. Resulta necesario pedir a la dirección regional del PSM que sopese el daño que causa la continuidad de Trinidad Rollán, exalcaldesa de Torrejón de Ardoz condenada a ocho años de inhabilitación por prevaricación, como secretaria de Organización del PSM. La continuidad de Rollán preocupa a la militancia socialista, porque relativiza las consecuencias de un delito grave. La falta de rigor del PSM en la exigencia de responsabilidad a Rollán daña la confianza de los ciudadanos en nuestro partido, en el sistema político y en las instituciones democráticas. Crea patrones de conducta que pueden reproducirse, de forma mimética, en todos los sectores de la sociedad. Los valores y las normas cuentan, y los políticos tienen una especial responsabilidad ante los ciudadanos. Deben conceder prioridad a la honradez. Si la vara de medir está bien, la madera estará recta. Solamente desde la rectitud se pueden evitar las actitudes conformistas, el miedo y, sobre todo, la pasividad cuando los ciudadanos tienen que votar. No dejemos que digan aquello de "qué más da, si todos hacen lo mismo".
Los socialistas debemos ser rotundos con los nuestros, para ser intransigentes con las responsabilidades de los dirigentes del PP ¿Cómo vamos a pedir los socialistas responsabilidades políticas al PP, si no exigimos idénticas responsabilidades cuando le toca a uno de los nuestros? Es razonable pedir a la dirección regional del PSM reflexión, y a Rollán que asuma plenamente su responsabilidad política y dimita.
Las prioridades del PSM en estos momentos de crisis deben ser explicar a los ciudadanos el compromiso con las reformas emprendidas por el Gobierno de España y las políticas sociales y económicas para seguir combatiendo la crisis y generar empleo. En el PSM debemos profundizar en nuestras señas de identidad, que siempre han sido la capacidad de diálogo y consenso. Solo tendremos posibilidad de ganar las elecciones si vamos juntos con un proyecto político en el que todos se sientan representados. La transparencia y nuestro compromiso con la exigencia de responsabilidades políticas cuando se cometen errores graves forman, asimismo, parte de nuestro mejor patrimonio.
César Giner es diputado del PSM en la Asamblea de Madrid.
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