Claver rompe el hielo

¿Es este Víctor Claver? Algunos se frotan los ojos. El jugador tímido, a veces escondido, de hace unos meses en el Valencia, el chico que pasó por la selección española sin apenas decir ni mu en un Europeo y un Mundial, ese Víctor Claver, se ha transformado en un poderoso alero, un capitán en toda regla, bandera del semifinalista de la Copa. De alguna manera, Claver, que tiene 22 años y mide 2,07, ha salido del caparazón en que dormitaba. Esta tarde es la mayor amenaza para el Madrid.

Buena técnica, gran coordinación de movimientos, tiro exterior, envergadura para jugar en el poste bajo... Las condiciones de Claver siempre prometieron algo grande. "Será lo que él quiera", explican en la cantera del Valencia. Al chico le compararon con el primer Pau Gasol, y de pronto se convirtió en la esperanza de la nueva hornada, la que debe suceder a Navarro y compañía. Pero Claver seguía agazapado. Puede que por su timidez, su carácter pacífico, dócil. Mientras sus compañeros escuchan rap y hip hop, él, un estudiante de Diseño, se balancea en la tierna música de Ismael Serrano. También porque hasta ahora los técnicos, y ni él mismo, sabían si era un tres capaz de hacer daño dentro o un cuatro moderno que sale y tira.

Al chaval, por unas cosas o por otras, le faltaba confianza. A veces es solo cuestión de un clic. Y en su caso, fue la llegada en noviembre del técnico Svetislav Pesic. El entrenador serbio ha hecho sentirse importante a Claver. "Al cambiar de entrenador, cogí confianza. Pesic siempre me está exigiendo", cuenta Claver. "Tenía marcada esta temporada para ser más regular. Antes en algunos partidos estaba más escondido. Soy el capitán. Los jugadores lo respetan. Soy un poco un líder. En la selección es distinto. Ahí debo demostrar más. La gente me toma por un jugador frío, porque no expreso demasiado, pero no es así. Necesito confianza para estar a gusto. No soy flojo de carácter, para nada. Soy orgulloso. Nunca tiro la toalla. Supongo que otras veces me ha faltado confianza. Cuando uno es joven, entra con miedo en el grupo y a mí eso me ha afectado más que a otros jugadores que dan un paso al frente".

"Víctor es un jugador de maduración lenta. Pau Gasol también lo fue. Con Claver te quedabas con la sensación de que le faltaba regularidad", explica Ángel Palmi, director deportivo de la federación. El debate sobre su posición ha contribuido a la explosión tardía de Claver y ha enredado a técnicos y al mismo jugador. "Su cuerpo y hábitos técnicos van más al rol de tres. Puede llevar al rival cerca de la canasta y aprovecharse. Ahora bien, en la selección la posición con más oportunidades es el cuatro, porque hay menos, y se van a agotar. De tres hay más competencia: San Emeterio, Carlos Suárez, y Rudy", argumenta Sergio Scariolo, el seleccionador. Palmi redunda: "Él tampoco ha reconocido si es una cosa o la otra porque es muy introvertido. Eso le ha impedido tener regularidad. Ahora juega de tres acabando con movimientos de cuatro. Con 22 años, un jugador de maduración lenta y con esa problemática es imposible que aprenda cosas y las utilice de manera inmediata en situaciones bajo presión. Víctor está madurando. Necesita coger los automatismos. Ha de ser un jugador exterior que pueda acabar dentro. Para ponerle dentro no tiene suficientes hechuras físicas".

Chechu Mulero, el segundo entrenador del Valencia, ha presenciado esta mutación. "Ha ganado en madurez y carácter. Antes no transmitía del todo lo que debe transmitir un capitán", dice; "hay pocos jugadores de 2,07 que salten, corran y dominen tantos aspectos del juego como él".

Claver empezó jugando al balonmano porque su padre era entrenador y profesor en el colegio Maristas de Valencia. Como hizo con el fútbol sala, lo dejó. Llegó al antiguo Pamesa de cadete. Ahora, ocho años después, es el capitán. Y está empezando a demostrarlo.