El Joventut paga caro su atrevimiento
Un último cuarto explosivo del Barça acaba con la resistencia de un rival que le complicó la vida
Del Barça se espera tanto que la afición, cuando su rival es capaz de apretarle un poco las tuercas, se pone a corearle "¡Sí se puede, sí se puede!". La del DKV Joventut se lo cantó, con la ayuda del resto del variopinto público, unos de Bilbao, otros de Canarias, otros de Madrid, que llenó el Pabellón de Deportes de la Comunidad. Pero cuando más igualdad e incerteza se percibía, fue cuando el Regal Barcelona apretó el acelerador y abrumó a su bravo rival para clasificarse para las semifinales de la Copa del Rey.
Cuando se cantó el "¡Sí se puede!", faltaba poco más de un cuarto y el partido pintaba mucho más incierto de lo previsto. Las faltas habían dejado fuera de foco a Ricky Rubio, Perovic había pasado de puntillas por el encuentro, a Morris no se le veía con la soltura de otras veces, como a todo el equipo. Y el DKV Joventut apretó, apretó muchísimo, con un tirón fenomenal de su joven base Josep Franch, que logró un par de triples cuando su equipo más necesitaba del tiro exterior. Y además, robó un balón y le dio una asistencia al compañero con el que le complicó la vida de manera extraordinaria al Barcelona, que no era otro que Jordi Trías. El expívot azulgrana anotó y puso el 52-51 en el marcador. Habían pasado 28 minutos. A partir, de ahí, el Regal Barcelona arrolló a su rival con un parcial de 34-15. Una diferencia abrumadora, la que se esperaba, pero que tardó en traducirse en el juego y en el marcador.
REGAL BARCELONA 86 - DKV JOVENTUT 66
Barcelona: Ricky Rubio (6), Navarro (9), Perovic (2), Lorbek (4) y Anderson (5) -quinteto inicial-, Grimau (10), Sada (2), Lakovic (8), Ingles (15), N'Dong (18), Vázquez (2) y Morris (5).
Joventut: Trias (8), Robinson (11), Franch (11), Hosley (13) y McDonald (13) -quinteto inicial-, Homs, Tomas (8), Flis y Jelinek (2).
Árbitros: Juan L. Redondo, Vicente Bultó y Oscar Perea. Morris fue eliminado por cinco personales en el min. 40.
12.950 espectadores en el Palacio de los Deportes.
El campeón pagó las faltas de Ricky y el desacierto de Vázquez y Perovic
El joven Franch, con un tirón fenomenal, anotó cuando más lo necesitaba su equipo
Si hubo partido durante casi tres cuartos fue mérito de un desacomplejado Joventut, aunque, en resumidas cuentas, muy limitado, en calidad y en efectivos, para llevar a su máxima expresión su osado intento. Sin tiro es difícil sobrevivir a un rival como el Barcelona actual. El Joventut, en primera instancia, solo le hizo daño a la defensa del conjunto entrenado por Xavi Pascual a quemarropa. Careció de un cañonero que obligara a abrirse a la defensa azulgrana. Su estrategia basada en las penetraciones y en cargar el rebote de ataque le duró lo que tardó Xavi Pascual en cambiar piezas y advertir a Lakovic, Grimau e Ingles de que debían evitar ser rebasados por velocidad por Franch, Robinson y compañía.
El Barcelona también pagó las dos faltas que sumó Ricky Rubio en los tres primeros minutos de juego, un lastre que se agravó nada más empezar el segundo tiempo y cargó con otras dos faltas. Y el desacierto en el tiro de Fran Vázquez y Perovic encasquilló de entrada una de las armas letales del Barcelona, su poderío bajo el aro. La Penya llegó a dominar por cuatro puntos (10-14) después de un inicio de partido con muchos intercambios de golpes y rachas. Pero el Barcelona cambió piezas y Grimau, Ingles y Ndong acribillaron la defensa en zona del Joventut. Solo faltó que Navarro le cogiera el tranquillo a la defensa con la que trató de atacarlo Pepu Hernández -una zona mixta con Jelinek pegadito al escolta azulgrana-, para que el Barcelona abriese hueco en el marcador (37-25).
El mérito del Joventut fue enorme en un tercer cuarto excelente de Franch, Trías y McDonald. Fue cuando llegó a poner contra la espada y la pared al Barcelona. Pero a partir de ahí, un Ingles sobresaliente en el tiro exterior y un Ndong presumiendo bajo el aro de lo que habían carecido Vázquez y Perovic dispararon de forma definitiva al Barcelona camino de las semifinales de la Copa. Su mérito residió, sobre todo, en saber combinar con los jugadores más inspirados, que suplieron a la perfección a los habituales, incluido a un Navarro que anotó sus nueve puntos en el primer tiempo y del que luego casi no se supo más, algo parecido a lo que le sucedió a Anderson. Pero el Barça siempre, o casi siempre, tiene recursos. Lo demostró en un último cuarto explosivo.
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