CiU aspira a mantenerse en la senda del 28-N y dar el vuelco en las grandes ciudades
Tras su notable éxito en las elecciones autonómicas del 28-N, Convergència i Unió (CiU) aspira en los comicios municipales de mayo a dar el sorpasso en las grandes ciudades. Con el primer objetivo de arrebatar Barcelona a los socialistas, la federación asegura que está en condiciones de acceder a las alcaldías de Tarragona y Girona y a las de medianas ciudades como Terrassa y Mataró. Su confianza se basa en que percibe un cambio en la mentalidad del electorado que, por primera vez, ve en sus siglas una alternativa real a la hegemonía socialista.
CiU presentó ayer su campaña electoral, que sigue la línea de la de la de noviembre: repetirá el mismo logotipo con sus siglas dibujando bajo ellas una sonrisa y el mismo mensaje: "Por un cambio en positivo". "No es una campaña contra nadie", explicó el convergente Lluís Maria Coromines, acompañado del democristiano Benet Maimí, ambos responsables de una campaña que se presenta más austera que nunca porque la ley impedirá por primera vez la propaganda electoral desde que se convoquen las elecciones (el 28 de marzo) al día del inicio de la campaña (6 de mayo). El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se implicará en la campaña.
La federación quiere presentarse en 900 de los 946 municipios
La previsión de CiU es presentar listas en 900 de los 946 municipios de Cataluña, aproximadamente el mismo número que en la cita electoral de 2007. Su objetivo es seguir siendo la primera fuerza en los municipios pequeños; mantenerse como primera o segunda fuerza en todas las capitales de comarca y acceder a las alcaldías de Igualada, Manresa y Terrassa y dar el salto en las grandes ciudades, empezando por Barcelona y Girona siguiendo por Sabadell, Mataró y Reus. "Creemos que podemos dar el vuelco", argumentó Coromines, que señaló que los dos socios observan con distancia el duelo socialista en Barcelona y que no tiene por qué alterar la estrategia de su candidato, Xavier Trias. "No vamos hacer nada diferente en estos tres meses. Tenemos que seguir en nuestra línea", afirmó el también vicepresidente del Parlament.
Trias encarna de algún modo la apuesta de CiU desde que en 2003 tocó fondo. En lugar de cambiar candidatos en cada cita electoral, la federación decidió actuar como un corredor de fondo y diseñó una estrategia a largo plazo. Primero apostó por tener paciencia con sus alcaldables con independencia de si sufrían un revés electoral para que la ciudadanía los tuviera como referentes "-Es el caso de Jordi Rull en Terrassa, por ejemplo, o el de Trias", señala Coromines- y, por otro, incorporar a jóvenes valores como Santi Vila (Figueres) y Albert Batalla (La Seu), ahora ya alcaldes.
"Si estamos subiendo, también en el área metropolitana, no solo es porque baje la marca del PSC. Es porque estamos haciendo las cosas bien", señaló Coromines, sin el menor viso de euforia al recordar un dato elocuente: CiU nunca ha ganado unas municipales, ni siquiera durante los 23 años de mandato de Jordi Pujol. En el mejor de los casos, en 1991, se quedó a 100.000 sufragios del PSC. En 2007, cuando accedió a las alcaldías de Tortosa y Figueres, la distancia fue de 200.000 votos.
Pese a la victoria del 28-N, CiU considera que no se pueden extrapolar porque en los comicios locales influyen otras variables. Entre sus objetivos marcados en rojo, figura también recuperar las Diputaciones de Girona y Lleida y alcanzar por primera vez la de Barcelona, la gran joya de la corona por el presupuesto que maneja. Los estrategas divisan un previsible descenso del PSC y están expectantes ante un eventual ascenso del PP y una caída de Esquerra. Ante ese panorama, dan por hecho que difícilmente se podrán reeditar los pactos PSC-ERC que les desalojó de algunas alcaldías pero, por el contrario, observan con inquietud la pujanza del PP.
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