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CARTA DEL CORRESPONSAL / Nueva York
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Pizza con extra de 'pepperoni'

Si esta edición de la final de la liga de fútbol americano fuera una talla, sería enorme: la XVL. Y es precisamente un enorme movimiento económico lo que se espera hoy del choque entre los Steelers de Pittsburgh y los Packers de Green Bay.

La Super Bowl es uno de los acontecimientos más esperados del año en EE UU, a la altura de la Navidad o del Día de Acción de Gracias. Y por eso puede dar pistas de lo que se espera para 2011 en materia económica. Atendiendo a las cifras que maneja la Federación Nacional de Comercio Minorista, la jornada promete. Se calcula que durante la Super Bowl los estadounidenses se gastarán 10.100 millones de dólares, casi un 15% más que en la final de 2010 y el doble que en el pasado Halloween.

La Super Bowl de fútbol americano es una máquina de hacer dinero
Cada ciudadano adulto gastará hoy una media de 60 dólares
Se espera un incremento del 15% con respecto a la final de 2010

La Super Bowl es una máquina de hacer dinero. De las finales de los tres deportes más populares en EE UU, el 60% de las ventas de camisetas y todo tipo de mercancía de los equipos se lo lleva la Super Bowl. El resto se lo reparten el baloncesto y el béisbol. Los Steelers son el equipo número uno en ventas. Y, a diferencia de la Navidad, aquí no se guardan las decoraciones para el año que viene.

La cadena de pizzerías Papa John's lleva semanas preparándose. A lo largo de la tarde espera vender seis millones de porciones, lo que en ingredientes se traduce en casi un millón de kilos de queso y 200.000 de pepperoni. Y como prácticamente nadie sale de casa durante el partido, sus repartidores recorrerán 480.000 kilómetros, el equivalente a 1,3 viajes de ida y vuelta a la luna.

Y no estamos hablando solo de comida o de la parafernalia que movilizan los equipos. Es, además, la ocasión que algunas familias aprovechan para cambiar el televisor por uno todavía más grande, e incluso de muebles y electrodomésticos. Se espera que cada estadounidense adulto se gaste una media de 59,33 dólares para tener todo listo y disfrutar de la final.

La comida, preparada. La bebida, fría. La camiseta y las banderas, en su sitio. Los amigos, en casa. Y la tabla de apuestas, completa. Todo está listo para pegarse a la televisión. Pero la fiesta de la Super Bowl no es solo deporte. Es también la gran ocasión del año en la que los anunciantes derrochan creatividad para rentabilizar los tres millones que valen los 30 segundos en la cadena Fox, que retransmitirá el partido. Si no, que se lo pregunten a Steve Jobs. El anuncio que utilizó en la final de 1984 para introducir el Macintosh es una obra maestra del marketing. Solo se emitió una vez, pero causó tal impacto que fue replicado por todas las cadenas de televisión. Este año, con las cuentas saneadas, General Motors vuelve a la parrilla.

Wall Street hace números. Si ganan los Steelers, es seguro que el año se acabe con una subida del índice S&P 500. Pasó el 80% de las veces que ganó la final uno de los viejos equipos de la NFL. En esta ocasión la apuesta es segura, pues las dos son escuadras históricas del fútbol americano.

Y en la ecuación no hay que olvidar al anfitrión. Se espera que unas 200.000 personas acudan a Dallas, lo que aportará a la ciudad unos ingresos de 611 millones, una buena inyección de estímulo.

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