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La izquierda mexicana retiene el Estado de Guerrero

Salvador Camarena

La izquierda y la derecha de México han encontrado una suerte de fórmula para desmontar la idea de que es inevitable el retorno del PRI a la presidencia de la República el año próximo. Las elecciones del domingo en el Estado de Guerrero confirmaron la efectividad de un remedio "homeopático", es decir, nada mejor para ganar a los priistas que postular a uno de los suyos.

De no haber sorpresas en el tribunal electoral, y tras lograr una victoria por casi 14 puntos, Ángel Heladio Aguirre Rivero gobernará en Guerrero a partir del 1 de abril. El Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda) puede presumir de que continuará en el poder en ese Estado del sur del Pacífico mexicano, a pesar de que el nuevo gobernante no haya militado ni un solo día en esa organización, pues abandonó 30 años de militancia priista después de que su partido no le designara candidato.

Los grandes ganadores del domingo son Jesús Ortega, presidente del PRD, y su correligionario Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, que han jugado sus mejores cartas en este modelo aliancista. En Guerrero, sin embargo, no fueron de la mano del derechista Partido Acción Nacional: el candidato de la formación del presidente Felipe Calderón declinó a favor de Aguirre, pero su campaña era casi irrelevante. En todo caso se trató de una alianza similar a las forjadas el año pasado en Sinaloa, Puebla y Oaxaca, Estados en los que el PRD y el PAN derrotaron al PRI con un candidato salido de sus filas.

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