Así se maquillan las listas de espera
La "no estructural" es un opaco cajón sin fondo donde van a parar, entre otros, los enfermos que rechazan ser intervenidos en la sanidad privada
Jaime López, un coruñés de 71 años, pierde los nervios cuando ve a la conselleira de Sanidade -Pilar Farjas- asegurando que la espera para una operación en Galicia es de poco más de dos meses. Lleva un año esperando una intervención para curar su hernia inguinal y todavía no tiene fecha. ¿Es una simple desviación de la media? No, simplemente, la consellería competente no tiene en cuenta su caso en los balances de las listas que hace públicos. Su expediente está metido en un opaco cajón sin fondo llamado "listas de espera no estructurales", que hace que los datos que las comunidades autónomas presentan cada trimestre sobre las demoras quirúrgicas tengan poco que ver con la espera media real de los pacientes para entrar a un quirófano público.
Una asociación calcula que el 50% de los pacientes no están contabilizados
El PP pedía datos al bipartito que ahora el Sergas sigue sin ofrecer
La media es de 76 días, pero Jaime López lleva un año aguardando
Tiene un hijo dependiente y una hernia inguinal que le complica la vida
Jaime acabó en ese cajón por un motivo: le ofrecieron una intervención en un hospital privado y se negó en redondo. "Todos los españoles somos iguales. Yo he pagado durante muchos años mi cuota de la Seguridad Social y tengo derecho a que me operen en un centro público", justifica. Es uno de los supuestos que establece el Real Decreto 605/2003, aprobado en el Congreso de los Diputados para homogeneizar las listas de espera en toda España. También van a parar al ostracismo contable quienes por algún motivo (laboral, personal, incluso de salud), tienen que rechazar la operación el día que les fue programada. Las comunidades autónomas tienen que rendir cuentas públicas cada tres meses de los datos de las listas de espera estructurales. Las otras no tienen por qué darlas a conocer, lo que las puede convertir en una herramienta propicia para maquillar las cifras publicadas.
La oposición acusó la semana pasada al Servizo Galego de Saúde (Sergas) de utilizar ese truco para que las cuentas le cuadrasen perfectamente en el último trimestre del año pasado. La demora para los pacientes cuya intervención apremia pero que no debe de ser inminente (denominados de prioridad 2) sufrió la mayor bajada en al menos cinco años y la situó justamente en el reto que se había marcado la Consellería de Sanidade para estas fechas: 60 días.
Los datos publicados reflejan los pacientes en espera de una intervención en un momento concreto. Los últimos, a 31 de diciembre de 2010. Varios profesionales del Sergas aseguran que maquillarlas es tan sencillo como ofrecer a tantos pacientes como convenga una intervención en un centro privado cuando se acercan las fechas. Si lo aceptan, salen de la lista estructural. Si no lo hacen, algo por lo que opta buena parte de los afectados, que suelen confiar más en los médicos de la pública, también.
Y es eso lo que le sucede a Jaime. Cada día que pasa sin ser operado se le hace más cuesta arriba. Su caso es particularmente dramático. Vive solo con un hijo de 39 años que es dependiente severo. Tiene una enfermedad degenerativa que le impide hacer prácticamente nada por sí mismo: desde comer, hasta ir al cuarto de baño. "Como no se puede mover, pesa bastante y yo tengo que levantarlo a peso", lamenta. Una de las contraindicaciones de la hernia inguinal que padece es precisamente hacer este tipo de esfuerzos.
La lista de espera no estructural en la que está no es nueva, no la inventó el Sergas y si sirve para maquillar las cifras hoy, también podía servir con los Gobierno anteriores. Precisamente por eso, el diputado del PP Miguel Santalices se pasó buena parte de la pasada legislatura reclamando al bipartito que la hiciese pública y acusándolo de "maquillaje contable", justo lo que hacen ahora los socialistas.
El ahora presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, lo calificaba de "agujero negro" cuando todavía era candidato. Pero con la llegada del PP al Gobierno autónomo ese cajón sigue siendo igual de opaco. En los más de dos años que lleva en el poder, no ha facilitado ni un solo dato de las listas de espera no estructurales. Al inicio de la legislatura se hizo una auditoría para conocer cuántas personas esperaban una operación fuera de la lista oficial y se cifró en 25.000, alrededor del 35% de espera total. Ahora la Plataforma en Defensa da Sanidade Pública calcula que puede llegar al 50%.
Un portavoz del Sergas explicó a este periódico hace un año que la no estructural no se puede facilitar periódicamente porque no está recogida en los sistemas informáticos de la misma manera que la de la lista de espera oficial. Sanidade estudiaba, en todo caso, publicar estas cifras en las memorias anuales de la consellería. Pero de eso nada se ha vuelto a saber. EL PAÍS ha vuelto a interesarse por las listas de espera no estructurales y por los sistemas que llevan allí a los pacientes. La respuesta del Sergas no ha llegado.
Tampoco recibe contestación Jaime López, que medita hacer alguna protesta simbólica para hacerse oír. Porque, por mucho tiempo que se demore su operación, esta tardanza ya nunca podrá emborronar las cuentas del Sergas.
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