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Columna
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Caixa busca país

Galicia se ha dado un planchazo contra la realidad. Somos el país donde más ha crecido el paro en 2010, a pesar del milagro Xacobeo o la austeridad feijoniana. Pero eso no es lo peor. Se culpa a Zapatero y a otra cosa, mariposa. Lo más grave es que, a pesar de lo mucho que hemos corrido para escapar de ella, la realidad también nos ha alcanzado finalmente en las cajas. No ha quedado otro remedio que darse por enterados de cómo el mítico "sistema financeiro galego" afronta su otoño cheyenne. Como es típicamente gallego, la verdad ha sacado lo peor de nosotros. Beiras se ha lanzado a la yugular del Vázquez nacionalista. El Vázquez socialista se ha tirado al mentón de Feijóo. La democracia feijoniana se ha liado a patadas en la espinilla del Gobierno central... Tanta negatividad no puede traer nada bueno. Ademas de resultar una completa pérdida de tiempo.

Nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevas estrategias suelen requerir nuevos actores

Mientras los demás buscan soluciones, Galicia anda a la caza de un culpable. Están los revisionistas de la fusión: era mejor una SIP, no había que haberla hecho, fue una decisión política..., afirman, empeñados en reabrir un debate ya inútil y que carecieron del coraje de plantear cuando debían. También tenemos a los teóricos de la conspiración: el Gobierno ha cambiado las reglas, nos exigen algo que no estaba previsto, quieren bancos en vez de cajas...., denuncia el mismo presidente que cambió dos veces la ley para forzar una fusión, o ejerce de barón en un partido que apuesta decididamente por la bancarización.

Los mercados le cambian las reglas todos los días a Zapatero y la democracia feijoniana nunca ha derramado una lágrima por él. Si de algo es culpable el Banco de España será de no haber vigilado como debía, haber actuado tarde y no aplicar esta cirugía desde el principio. Se intentó ejecutarla a velocidad diesel, pero la mayoría de las cajas no entendieron ni el momento, ni la urgencia.

La Caixa va a convertirse en banco, pero mantendrá su obra social. Los vascos se mueven. Nadie pierde un minuto en llorar. Sirve de nada y solo deja arrugas. Afrontemos la verdad de una vez. El país no tiene caja y la caja no tiene país que la respalde. Hemos fusionado dos contagiados. Ahora tenemos un enfermo de riesgo y endeudado a quien nadie quiere fiarle. Ese problema corresponde arreglarlo a los gestores de NCG, diseñando una estrategia para generar recursos, reducir riesgos y buscar socios y aliados para no acabar soportando dueños y compradores. Resulta discutible que puedan asumirlo los mismos directivos que llevaron a sus entidades al drama, o que como señal de cuánto entendían lo peligroso de la coyuntura, decidieron subirse el sueldo. Nuevas ideas, nuevos proyectos y nuevas estrategias suelen requerir nuevos actores. Y por favor, no más milongas sobre la politización de las cajas; ya no cuelan.

El problema del país se afronta desde la política. Dejen de abrasarnos con ruedas de prensa para soltar obviedades y demostrar que la culpa la tienen los otros. Es hora de gobernar. Al presidente le corresponde liderar la construcción de un consenso social y político que traslade a Madrid, al Gobierno y a su propio partido, que sabemos lo que tenemos que hacer, pero desde luego no consiste en entregar la caja gallega a precio de ganga al primer buitre que aterrice por aquí. Que haga saber que el mismo Banco de España que toleró este desastre, no puede imponer ahora sin negociarlo el intercambio de ayuda por bancarización, o que la función social es irrenunciable, sea banco, fundación o mercería.

Alguien ha de decirle a Zapatero que no está en misión divina y a lo mejor se equivoca ahora como se confundió antes. Estas tareas nos incumben a todos. A la oposición, porque algo podrá mover en su partido el Vázquez socialista y algo podrá mover en el discurso nacionalista el otro Vázquez. También a los actores sociales y económicos que disponen de recursos para movilizar, incluidas las llamadas grandes fortunas. Amancio Ortega, Rosalía Mera, Jove y compañía se han puesto de perfil, como suelen hacer cuando se trata de dar y no de recibir, acreditando de nuevo que Galicia les ha entregado siempre bastante más de cuanto han sido capaces de devolverle. Twitter: @antonlosada

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