Boluda se compromete a "hablar con más claridad" al asumir la presidencia de AVE

"Necesitamos transmitir con mayor claridad nuestros modelos de éxito". Vicente Boluda marcó ayer su impronta en su primer discurso público como presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE). Con un tono cordial pero ejecutivo, Boluda se comprometió a "hablar con más claridad desde la independencia política" para que el mensaje de la clase empresarial valenciana alcance mayor difusión.

El naviero y presidente del Grupo Boluda, un conglomerado de un centenar de empresas distribuidas por todo el mundo que obtuvo unos ingresos cercanos a 500 millones de euros en 2009, se trazó como retos "potenciar la presencia nacional" de AVE; mantener los contactos con "organizaciones similares" en toda España y en "regiones objetivo" de la Unión Europea; y dar "un nuevo impulso a la relación con Madrid, una de las capitales más dinámicas de Europa, que se refuerza exponencialmente con la entrada en funcionamiento del tren de alta velocidad". Boluda recordó que la Comunidad Valenciana y Madrid generan un tercio de la riqueza de España y sentenció que "sería miope" considerar que el único sector beneficiado por el nuevo tren de alta velocidad será el turismo.

Boluda también se comprometió a "incrementar el nivel de exigencia a nuestros responsables públicos, con lealtad institucional y cordialidad". "Vivimos un momento crucial de nuestra historia debido a la evolución tecnológica y demográfica", siguió, "y es necesario rebajar el nivel de crispación en la sociedad en general y en la clase política en particular. Porque el que no avanza no se queda quieto, retrocede".

Francisco Pons, presidente saliente del grupo de 95 empresarios que generan el 27% de la riqueza de la Comunidad Valenciana y contratan a 120.000 trabajadores, se despidió con un elogio de su sucesor y una reivindicación de la "neutralidad política e independencia económica" de AVE. Pons también desgranó algunas de las características de su mandato de ocho años al frente de la entidad: "Rigor, claridad, discreción, cordialidad, diálogo, trabajo duro y continuado".

La intervención de Felipe González, presidente del Gobierno entre 1982 y 1996, para cerrar la asamblea de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) ilustró la independencia que ha cultivado el grupo empresarial. Ningún representante político en activo fue invitado al acto, solo responsables de organizaciones patronales y camerales. Prueba del interés que despertó el conferenciante fue la asistencia de 82 de los 95 miembros del grupo empresarial.

González no defraudó. A pesar de su adscripción a "una tribu ideológica" socialista, el ex presidente del Gobierno defendió la necesidad de acometer de inmediato, tanto para España como para el conjunto de la Unión Europea, todas las reformas que se acordaron en 2000, en el Tratado de Lisboa. "Íbamos a convertir la Unión Europea en la región más próspera y competitiva del mundo en 2020, pero se fijaron 28 objetivos. No os fiéis nunca de un Gobierno que se fija 28 objetivos, tres o cuatro como máximo. Y acordaron un 'método abierto de cooperación', lo que quiere decir que cada uno hacía lo que le daba la gana". González subrayó "el fracaso" de aquella estrategia y lamentó que ese fracaso no se haya reconocido ante la opinión pública europea.

Esa ausencia de reformas ha provocado, siguió, que la inversión extranjera en "el enfermo europeo" haya caído un 20% en el último año mientras que ha crecido un 42% en Estados Unidos, "que también sufre la crisis pero es capaz de atraer inversiones". Otro caso es la China, que sigue captando el 50% del total de la inversión extranjera en todo el mundo.

González celebró el acuerdo entre el Gobierno, la patronal y los sindicatos en torno a la reforma del sistema de pensiones. Pero alertó sobre la caída de la natalidad, un problema que identificó con la escasa productividad de la economía española. "No podemos vivir 30 años más que hace 60 o 70 años, trabajar 20 años menos y pensar que eso es viable". También insistió en la necesidad de acometer profundas reformas del sistema financiero, el mercado de trabajo, la política energética o la educación.

En una digresión de su línea argumental, celebró la "flexibilidad" del tejido empresarial valenciano ante situaciones de crisis: "Ustedes de eso saben un rato". Y deslizó una nota de optimismo: "La flexibilidad de la economía española es muy superior a la francesa, tan corporativa".

"Si los políticos tuvieran la misma sensación de emergencia que yo tengo", siguió, acometería de inmediato las reformas necesarias para aumentar la productividad, y por consenso: "El que llegue mañana, o pasado mañana, tendrá la misma necesidad de consenso". Pero incidió especialmente en la necesidad de modificar el marco general de la negociación colectiva: "Los convenios no pueden ser territoriales ni sectoriales. Hay que descentralizar la negociación porque lo que puede soportar una empresa no tiene nada que ver con otra". "Empéñense en eso", recomendó a Boluda como nuevo presidente de AVE. Y reiteró una de sus recomendaciones habituales, vincular los salarios a la productividad. "Si no, la productividad la marca el que menos cobra: 'Total, me van a pagar lo mismo".