Fracasa la primera huelga en solitario del nacionalismo
Basuras, limpieza viaria, naval y transporte urbano, los sectores más afectados
La Confederación Intersindical Galega (CIG) expresó su "satisfacción por el importante seguimiento" de la huelga general que por primera vez ha convocado en solitario en defensa del empleo y de las pensiones. El acuerdo alcanzado de madrugada por el Gobierno con los sindicatos CC OO y UGT contribuyó a enaltecer la convocatoria, en cuyo apoyo se volcó el BNG, subrayando ambas formaciones nacionalistas la alternativa que emergía -en Galicia, País Vasco y Cataluña, donde se desarrollaron movilizaciones análogas- frente a "la traición" de los partidos y sindicatos estatales. Pese a la euforia de los convocantes, y salvo sectores aislados, el paro apenas se dejó notar en la actividad de las ciudades.
Ocho miembros de piquetes, detenidos en Vigo a primera hora de la mañana
Los principales incidentes, en los accesos a parques industriales
Tanto el secretario general de la CIG como el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, consideraron un éxito los resultados de la huelga "por los miles de personas que estamos diciendo alto y claro que no aceptamos el pensionazo". El paro tuvo un seguimiento mayoritario en los servicios de recogida de basuras, limpieza viaria y transporte urbano de todas las ciudades, así como en la construcción naval viguesa, pero su incidencia en otros sectores, incluidos los polígonos empresariales de las cuatro provincias, fue muy puntual.
La guerra de cifras resulta inconciliable. En el conjunto de la Administración pública autonómica y local, la CIG cifró el seguimiento de la huelga en el 50% de los funcionarios. Fuentes de la Xunta lo redujeron al 4,16%, con otro 2% en el ámbito judicial, incluyendo los 444 funcionarios que no pudieron utilizar, por los piquetes, los autobuses que habitualmente los trasladan a Santiago desde Ferrol y A Coruña. En la Administración del Estado, los índices de participación fueron análogos, según la Delegación del Gobierno, que la sitúa en una media del 3%, con el índice más alto en Pontevedra (5%).
Tampoco tuvo mucho eco la convocatoria en el sector sanitario: la central convocante la estima en un 14% y la Xunta, en menos del 3,5%. Unos datos muy parecidos se comprueban en el sector de la enseñanza. El comercio apenas paró, en todas las ciudades, en el lapso del paso de los piquetes y las manifestaciones ante los locales, aunque las cerraduras de muchos habían sido previamente selladas con silicona.
"Apenas está teniendo eco", señalaba a media mañana, el presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, José Manuel Fernández Alvariño, aun reconociendo que "puedan tener razón en sus reclamaciones". Los sindicalistas convocantes y los participantes en la huelga no lo han dudado en ningún momento, pero tampoco su éxito cobró mayor relieve en el sector industrial, más allá de la construcción naval viguesa, que paró casi al completo, y en algunas factorías o enclaves puntuales, como las fábricas de Alcoa, en Cervo (Lugo), la mitad de Celulosas, en Pontevedra, Zara Logística, en Arteixo, o los enclaves, dentro del sector de la construcción, de Marineda City y Punta Langosteira (Puerto Exterior de A Coruña), las obras de Lavacolla y del Plan E en diversos lugares.
La Asociación de Industriales Metalúrgicos de Galicia (Asime), que agrupa a más de 1.000 empresas, constató un "escaso seguimiento" en la mayor parte de sus sectores asociados. Fuera de Vigo y sus alrededores, la jornada transcurrió "con total normalidad", señaló en un comunicado. Limita al 50% el impacto en los astilleros y al 10% en su industria auxiliar. En Citroën, según la propia CIG, se alargó el turno de noche y no entraron a trabajar unas 1.000 personas en el de mañana.
Los piquetes, en la logística de la jornada, fueron desplegados por los puntos donde la central convocante tiene comprobada su mayor implantación, para obtener así el mayor seguimiento posible de la convocatoria, que finalmente, según estimó la propia central, alcanzó los niveles previstos pese a la presencia "absolutamente desproporcionada" de dotaciones policiales, acusadas de alterar la labor de los piquetes al reclamarles "identificaciones masivas". Pero apenas hubo incidentes a lo largo de una jornada que comenzó, necesariamente tensa, en la medianoche del miércoles. Lo más común fue la quema de contenedores de basuras.
En las primeras horas de la madrugada ya fueron detenidos en Vigo, en el entorno de la plaza Elíptica, tres jóvenes a los que la policía sorprendió rociando un cajero automático con un líquido inflamable y que la CIG no reconoce como afiliados. Otras cinco personas fueron detenidas, horas después, en la avenida de Madrid, cuando trataban de prender una barricada de neumáticos para cerrar ese acceso a la ciudad. Quedaron en libertad tras declarar en comisaría. El mismo sistema de bloqueo de carreteras fue usado en otros casos, de modo muy puntual (autovía de Brión a Santiago o, antes, en Vigo, en la AP-9), con los consiguientes atascos.
Los principales incidentes ocurrieron en los accesos a los polígonos industriales, como en O Ceao, en Lugo, o San Cibrao das Viñas, en Ourense, donde la Guardia Civil identificó a cuatro personas que arrojaban tornillos y objetos punzantes a los viales para obstruir el tráfico. La misma estratagema fue usada en otros polígonos y vías urbanas con resultado díspar.
El incidente más grave ocurrió en el polígono de A Gándara, en Narón, donde, como consecuencia de una carga, una mujer, Noelia Cachaza, empleada de Navantia, tuvo que recibir atención médica por las lesiones que sufrió en la cabeza, informa Lorena Bustabad. Curiosamente no fue por golpes de la policía, que también los dio, sino por la porra extensible de un vigilante privado de un centro comercial próximo, que, en medio de la trifulca, se sumó a la carga de las fuerzas de seguridad y con su porra extensible abrió una brecha en la cabeza de la mujer.
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