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"¡Qué baratos salimos!"

Al piquete que madruga, alguien le ayuda. Al menos en A Coruña. Las empresas o sectores cuya actividad se iniciaba de madrugada, desde las obras del Puerto Exterior a la división logística de Inditex, la recogida y tratamiento de basuras, el puerto comercial o los transportes interurbanos, secundaron ayer el paro. Esas fueron las que subieron la media para que el principal sindicato convocante, la CIG, calificara el seguimiento de la jornada de ayer como "el previsto", porque en el resto de centros de trabajo el impacto fue escaso.

A las siete de la mañana, las dos docenas de sindicalistas que se agrupaban en la entrada del polígono de Pocomaco mantenían con las fuerzas de seguridad allí desplazadas en similar número un debate un tanto hipócrita: los trabajadores exigían poder cruzar un paso de cebra y los policías les recordaban que ya habían estado al otro lado y elegido pasar a este. La discusión sobre el derecho a la libre circulación y a informar de la huelga acabó finalmente con la identificación de los integrantes del piquete por parte de la policía. Una situación opuesta a la que se producía media hora más tarde en el polígono de A Grela. Los obreros que trabajan en la construcción del macrocentro comercial Marineda City atravesaban a la carrera y por su cuenta y riesgo los cuatro carriles de la avenida de acceso a la ciudad para acudir al tajo, mientras las fuerzas de seguridad permitían a los sindicalistas informar durante unos 10 segundos a los que accedían en coche.

"Aquí hay mucho portugués trabajando, y también hay mucho miedo. Aun así conseguimos que alguno diese la vuelta", decía uno de los sindicalistas que se encargaban de advertir del paro a través de las ventanillas, mientras un compañero suyo, bastante joven, increpaba a los que entraban a pie: "¡Qué baratos salimos! ¡Hasta los 70 años colgados del andamio!". Algunos de los increpados manifestaban ignorar la existencia de la convocatoria. "Yo soy un cateto y no tengo ni idea", le respondió uno al joven sindicalista. Otro de los que entraba era absolutamente sincero cuando preguntaba a los periodistas: "¿A qué viene todo esto?, ¿pasó algo?".

De la falta de información se quejaban también en la Estación de Autobuses, pero allí eran los clientes, desconcertados al ver que todos los coches de línea permanecían estacionados fuera de las dársenas, informaba otro jovencísimo integrante del piquete de medio centenar de personas que se concentraba a las nueve frente a El Corte Inglés y al centro comercial Cuatro Caminos. Llevaba ya cuatro horas de recorrido informativo y consideraba que "la actitud es buena, te dan la razón, pero falta el arranque de 'hay que salir'. Y los hay como uno de Comisiones que decía que esta reforma no va a durar mucho". Un compañero suyo justificaba el irregular seguimiento "porque al no haber huelga en toda España, y convocar un solo sindicato, tocamos a mucha policía per cápita".

"Estamos solos contra el silencio mediático, la patronal, el Gobierno, el PP y la comedia que están haciendo UGT y CC OO, pero la gente sabe lo que hay y en las asambleas estaba indignada", decía el secretario comarcal del sindicato nacionalista, Paulo Carril, que comparaba el seguimiento con el de la huelga del 29 de septiembre. Ayer, sin embargo, las grandes superficies comerciales mantuvieron abiertas las puertas pese a que ni un cliente intentó atravesar la concentración de trabajadores.

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