"Se la llevaron a pesarla. No la vi más"
Familiares de niños robados piden a la justicia que castigue a los culpables y reclaman un banco de ADN tras presentar 261 casos ante la Fiscalía del Estado
No se conocían porque habían llegado de distintas ciudades: Valencia, Arcos de la Frontera, Murcia... pero en pequeños corrillos a la puerta de la Fiscalía General del Estado, en Madrid, más de 200 personas se contaban ayer la historia de sus vidas. Hasta hace muy poco pensaban que los suyos eran casos únicos. Ayer el relato de unos y otros era tan similar que parecía el estribillo de una canción triste: "Dijeron que había muerto. No me dejaron ver a mi bebé. Lo enterraron antes de que pudiera decir nada. Yo siempre sospeché, pero mi familia pensó que me había vuelto loca...".
Sobre la mesa del fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, quedaron sus denuncias: 261 casos de robo de bebés durante el franquismo y hasta los primeros años de la democracia presentados y documentados por la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir). "El fiscal no ha querido recibirnos", explicaban al salir. "Pero hoy es un día muy especial, un gran logro", aseguraba después Antonio Barroso, presidente de la asociación, que descubrió hace tres años que sus padres le habían comprado por 200.000 pesetas a una monja en Zaragoza. "Detrás de esta denuncia hay una lucha de muchos años por conocer la verdad y una ilusión por el encuentro con nuestras familias biológicas".
El abogado Enrique Vila asegura que han denunciado "hechos perseguibles y condenables" y pide, en nombre de Anadir, que se castigue a los culpables: "Médicos, comadronas, religiosos, empleados de funerarias, intermediarios...". "También los padres que compraron a sus hijos cometieron un delito, porque falsificaron un documento público al inscribirlos como propios", pero, añadió, "la mayoría no sabían que eran robados y está en manos de esos hijos falsos actuar o no contra ellos". "Sobre todo, queremos que se sepa la verdad. Muchos españoles son niños robados y no lo saben o han muerto ya sin saberlo", aseguró el abogado, al que le preocupa que los culpables estén destruyendo pruebas.
Si el fiscal considera que los posibles delitos cometidos han prescrito, la asociación piensa acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Pero creen que siguen vigentes. También la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que en un comunicado aseguró ayer que los robos de bebés son "secuestros que se siguen cometiendo" mientras esos niños, hoy adultos, no aparecen y recordó que la convención sobre desapariciones forzadas de la ONU obliga al Estado a investigar.
"Hemos pedido a la Justicia que actúe, pero también al Gobierno", explicó Vila a los afectados. Anadir quiere que el Ejecutivo facilite un banco de ADN para ayudar a madres e hijos robados a encontrarse. Mientras, han llegado a un acuerdo con una entidad privada para poder registrar su ADN a un precio económico. También intentan reunir medio millón de firmas para pedir en el Congreso esa gran base de datos genética.
El alcalde de Getafe (Madrid) y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), Pedro Castro, que cedió el centro cívico de la localidad para que los miembros de Anadir pudieran celebrar ayer una reunión, puso a su disposición "los 8.500 Ayuntamientos de España". Estas son algunas de las historias que los afectados compartieron ayer en Getafe con EL PAÍS.
- Noemí González: "El médico dijo que Dios nos había hecho un favor". "Di a luz el 16 de julio de 1961 en la clínica Santa Cristina, en la calle O'Donnell, de Madrid. Dijeron que se la llevaban para pesarla y ya no la vi más. Me enteré de que había muerto cuando me dijeron que ya la habían enterrado", cuenta Noemí González, de 82 años. "El médico le dijo a mi marido que Dios nos había hecho un gran favor. No sé a qué se refería. A mí siempre me quedó la duda de que me habían engañado, y la esperanza de que me la devolvieran. Yo creo mucho en Dios, y me resulta insoportable pensar que había monjas y curas implicados en esto".
Noemí llegó al centro cívico de Getafe con la ilusión de que su hija estuviera allí. "Pensé que entre tanta gente que busca a lo mejor estaba ella", explica decepcionada. "Que te quiten un hijo es lo peor que le puede pasar a alguien, porque el mejor material que podemos tener entre los dedos es un niño".
- María Concepción Moreno: "Al despertar, el doctor me dijo que mis gemelas habían muerto". Hasta hace muy poco María Concepción Moreno pensaba que había tenido muy mala suerte. La mala suerte de que sus dos hijas gemelas murieran al poco de nacer. "Ahora dudo si murieron porque nacieron en la misma clínica y con el mismo médico, el doctor Vela, que han denunciado otros niños robados. Yo di a luz el 14 de diciembre de 1974 en la clínica San Ramón de Madrid. Después me durmieron. Cuando me desperté, el doctor Vela me dijo que habían muerto. No nos dejaron verlas. Decían que tenían malformaciones. Y yo me lo creí".
- Raquel Álvarez: "Creo que la vendieron a gente rica". "¡Pero cómo pudimos ser tan tontos!", lamenta Raquel Álvarez, madre de una niña a la que quería llamar como ella y que no llegó a ver. "Había unas 50 camas con mujeres embarazadas y a mí me pusieron en una habitación sola. Fue en 1967, en la maternidad de Bilbao. Me dijeron que había muerto y que era mejor que no la viera. Mi madre y mi hermana también pidieron verla y les dijeron que estaba muy desfigurada y que ellos se encargaban de enterrarla. ¡No nos dieron ni un papel! Mis otros dos hijos que nacieron allí sí están registrados pero ella no. Desde entonces no me quito la duda de encima. Creo que a lo mejor la vendieron a gente rica de la ciudad. Mi marido era albañil y yo siempre he trabajado en restaurantes. Entonces tenía 20 años...".
- Juan Luis Moreno: "Antes de morir, mi padre me dijo que me había comprado por 150.000 pesetas". Fue el primero en descubrirlo. "Mi padre murió al día siguiente de contarme que me había comprado a un cura en Zaragoza por 150.000 pesetas. También me contó que le dijo a un amigo que no podía tener hijos, que si le interesaba conseguir uno, le acompañaba a por él". Y lo hizo. El niño que recogió su amigo se llamaba Antonio Barroso, fundador, junto a José Luis, de Anadir. "Les dieron a escoger: niño o niña", asegura.
- Esperanza Encabo: "Me dijeron por teléfono que estaba muerta". "La llevé a un hogar infantil de Navacerrada en julio de 1964 porque en Madrid hacía mucho calor y no quería que se deshidratara. Había nacido el 2 de abril", cuenta Esperanza Encabo. "Yo era madre soltera y mi padre no la aceptaba, pero pagaba el hogar infantil. Iba a verla todos los días, hasta que el día 29 me llamaron por teléfono y me dijeron que estaba muerta. No me dieron ninguna explicación. Nada. Dijeron que ya estaba enterrada y al ver que había otros casos parecidos, empecé a sospechar que me la podían haber robado". Hasta hoy.
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