Zona de desvalimiento

Ganadora del Oso de Oro y del premio del jurado ecuménico en el pasado Festival de Berlín, Miel, de Semih Kaplanoglu, se plantea como final del camino en la trayectoria marcha atrás hacia el origen del personaje de Yusuf que propone la trilogía completada por Huevo (2007) y Leche (2008), películas que llegarán a las pantallas españolas la próxima semana. Huevo presentaba a su protagonista en plena madurez, embarcado en el proceso de reconciliarse con sus raíces que, tras el tránsito por la adolescencia que supuso Leche, se hacen evidentes en esta película, que desvela la infancia del personaje: una infancia entendida como zona de vulnerabilidad y desvalimiento, marcada por el extrañamiento en el entorno escolar y por la complicidad con un padre condenado a ser figura ausente.

La película ha propiciado comparaciones con El espíritu de la colmena que parecen responder antes a lo epidérmico que a lo fundamental: aquí, la mirada de Kaplanoglu, a diferencia de la de Erice, no trasciende en poesía perdurable este relato de iniciación que, con su calculado esteticismo contemplativo, se diría perfectamente equipado para causar flechazos en el circuito de festivales internacionales, pero no para dejar la grata herida de las grandes pasiones a perpetuidad.