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El TNC da voz a Conxa, la sumisa e infeliz protagonista de 'Pedra de tartera'

Lurdes Barba pone en escena la popular novela de Maria Barbal

A veces, la única salida es el silencio. Pero en ocasiones, este se hace voz y hasta grito. El Teatre Nacional de Catalunya (TNC) vuelve a subir a su escenario un trozo de historia y da la palabra a Conxa, la protagonista de la novela de Maria Barbal Pedra de tartera, una payesa humilde del Pallarès que sufrió callada las consecuencias de un tiempo: el advenimiento de la República, la Guerra Civil y los primeros años de la dictadura. La novela significó el debut de Barbal (Tremp, 1949) en la literatura y con el tiempo se ha convertido en un clásico contemporáneo de las letras catalanas. Justo cuando se cumplen 25 años de su publicación, el TNC, en coproducción con El Celler d'Espectacles de Lleida, lleva a escena una adaptación de la obra.

Los actores hablan en el dialecto del Pallars, donde se desarrolla la acción

El montaje se estrena mañana en la Sala Tallers, lo dirige Lurdes Barba y Àurea Márquez es la encargada de protagonizarlo. La actriz da vida a Conxa, a quien la vida le pasa por delante sin que apenas pueda quejarse o murmurar. Desde que, siendo muy joven, sus padres no pueden mantenerla y deciden que se vaya a vivir a casa de sus tíos, hasta cuando es apresada y le comunican que su marido, afiliado a Esquerra Republicana, ha sido fusilado por las tropas franquistas y ella piensa en suicidarse. O cuando ya, siendo octogenaria, desarraigada en una portería de Barcelona, recuerda los paisajes infelices de su alma sabiendo que pronto morirá.

"Su historia es la de aquellas mujeres a las que la vida obligaba a callar mientras veían que el tiempo pasaba sin poder hacer nada", afirma Sergi Belbel, director del TNC. Un relato sobre la supervivencia, la pobreza, el exilio y la sumisión femenina, que ha adaptado para el teatro Marc Rosich. Este ya firmó la dramaturgia del aclamado Mort de dama, de Llorenç Villalonga, pero en esta ocasión se encontró en una encrucijada: "Retratar en solo dos horas casi 60 años de la vida de la protagonista, sin interrupciones. Y sobre todo, transformar en palabras el silencio vital que siempre la caracterizó".

Por eso, la acción se sitúa en la cocina de la masía de los tíos de Conxa, donde se cuecen en directo dos escudelles. Y sin salir del escenario, Márquez traslada en un solo acto a la protagonista desde la adolescencia a la vejez. "El viaje es una síntesis de toda una generación de mujeres", explica la actriz. En el escenario, la acompañan Marina Barberà, Rosa Cadafalch, Max Figueres, Eduard Muntada y Roger Casamajor, que la semana pasada ganó el Premio Gaudí al mejor actor secundario por Pa negre. Todos aparecen, en un momento u otro, por la vida y los fogones de Conxa, y hablan el dialecto del Pallars. La fórmula ya se empleó cuando se adaptó en mallorquín la novela de Villalonga.

Entre la escenografía, se pasan videoproyecciones del paisaje rocoso de la zona. "Porque lo que te rodea moldea el carácter de las personas", dice Barba. La autora de Pedra de tartera asistió a un ensayo de la obra y se muestra entusiasmada con el resultado. "Ahora los lectores podrán poner cara a los personajes y emocionarse con Conxa", confiesa Barbal. Por si acaso, Belbel lanza un aviso: "Que los espectadores vengan con un pañuelo de dimensiones considerables". Después de su paso por el TNC, la obra se representará en Lleida, Reus y Girona.

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