Otro resbalón en el Coliseum

Quebradizo ante la adversidad, el Getafe volvió a descuajaringarse ante un Espanyol que acreditó todas las virtudes que le permiten estar instalado en la zona noble de la clasificación.

Buscando reencontrar la senda de la victoria, perdida durante el parón navideño, Míchel cambió algunas piezas de su puzzle para pellizcar el sistema nervioso del equipo. Ustari regresó a la portería, Marcano le ganó el puesto al infatigable Mané, Pedro Ríos reapareció tras su lesión y Miku volvió a calzarse las botas tras dos partidos de sanción.

Tensionados desde el pitido inicial para quitarse el frío y las dudas, los azulones adelantaron la línea de presión para marcar territorio. Y en una de esas Miku pilló a Víctor Ruiz preparando las maletas camino de Nápoles y le robó la cartera. A la espera de concretar su anunciado traspaso al calcio, el joven canterano pifió un despeje funcionarial y la zancada de Miku hizo el resto para romper el marcador.

Pero el tempranero tanto no alteró la disposición de la tropa de Pochettino. Aplicados como pocos y barnizados de confianza por su gran primera vuelta, los periquitos exploraron las fisuras de la defensa del Getafe. Los de Míchel cedieron la posesión del balón a cambio de incrementar el vértigo de sus ataques interpretando el contragolpe bajo el tiralíneas de Parejo. El mediapunta descosió una y otra vez a los centrales del Espanyol en el primer tiempo, pero al filo del descanso protagonizó un error de bulto. Emprendió carrera a mar abierto y sin oposición para consolidar la ventaja de los locales. Pero los 30 metros de galopada se le hicieron interminables y, mientras repasaba el catálogo de remates exquisitos y resoluciones primorosas, se le nubló la vista y envió la pelota fuera ante Kameni.

El Espanyol entendió la acción como quien recibe una segunda oportunidad cuando se asomaba al precipicio. Los pupilos de Pochettino afilaron el colmillo tras el descanso y Sergio García tomó las riendas de la remontada. Acorralado junto al córner por Cata y Marcano, interpretó magistralmente una maniobra de escapista que anudó a los defensas azulones para servir en bandeja el gol del empate a Luis García. Poco después, el extremo desnudó a los azulones sacando una falta mientras los de Míchel intentaban reordenarse. Callejón aprovechó el obsequio y firmó de cabeza el segundo tanto de los periquitos. Nada más se supo del Getafe, que, sumido en una metódica irregularidad, interpretó otro resbalón en uno de los toboganes de su particular montaña rusa. Callejón se filtró por la banda derecha y sirvió la pelota a Sergio García para que acrecentara el castigo y completara la goleada con un sencillo remate ante Ustari.