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Reportaje:

Y si el centro está en otra parte...

Juan Cavestany y Antonio de la Torre ruedan lo extraño del Madrid cotidiano

Patricia Ortega Dolz

Lo cierto es que caminando por Madrid uno se cruza con gentes con bolsas de plástico, con maletines, con corbata, sin ella, gentes anodinas que se diferencian entre sí sólo por los objetos que portan. A primera vista pueden parecer eso que se dice, "gente normal", pero qué ocurriría si un día fuésemos tras algunos de ellos.

Eso es un poco lo que ha hecho Juan Cavestany (Guerreros, Gente de mala calidad, El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo) junto al actor (y en este caso también productor) Antonio de la Torre (Gordos, Balada triste de trompeta), en su última película Dispongo de barcos, una historia coral que muestra el Madrid de esos personajes aparentemente intrascendentes.

El presupuesto ha sido cero y se ha rodado con una 'handycam'
Muestra una urbe de medianeras, patios interiores, metros y solares

El resultado es una ciudad de medianeras, de patios interiores lúgubres, de vagones y andenes de metro, de muros grafiteados, de edificios de viviendas sin encanto y de solares... Nada de extrarradios, es otro centro de la ciudad.

Cuatro soledades, cuatro descentrados, cuatro delirios, cuatro seres desconectados que se conectan entre sí para vivir una ficción conjunta en una ciudad que les resulta extraña: Antonio de la Torre (el de la camisa rosa), Roberto Álamo (el de las gafas), Diego Paris (el del bigote) y Andrés Lima (el de las barbas).

La historia de la realización de esta película es la historia de un antirodaje: Se ha filmado en un año y medio: "Cuando se podía, cuando teníamos tiempo unos u otros, cuando Antonio pasaba por Madrid", cuenta Cavestany.

Con presupuesto cero. Con una handycam (una de esas cámaras que se llevan de vacaciones). Sin pedir permisos para rodar (tampoco en el metro, donde habitualmente no se consiguen permisos a precios razonables)... "El caso es que esta historia empezó hace siete años siendo un sketch sobre un atraco absurdo pensado para la compañía de teatro Animalario, luego se convirtió en un corto pero me seguían faltando cosas...", recuerda Cavestany.

Lo que le faltaba es todo cuanto convierte la carcajada de un corto o una pieza teatral cómica en una mueca torcida. Y lo que inicialmente parece gracioso se vuelve progresivamente monstruoso, según se descubren las miserias y las taras psíquicas que torturan a cada personaje en esa ciudad que puede ser el centro de la fiesta y, cinco pasos más lejos, un lugar inhóspito lleno de zombis que vagan inconscientes.

"Al final se ha convertido en una especie de comedia existencialista rodada con un cine callejero que ha tenido también sus ventajas porque nos ha permitido volver a rodar o cambiar cosas sin problemas, algo imposible en un rodaje normal", añade Cavestany.

Desde el próximo viernes 28 se proyectará la cinta durante en la nueva sala Berlanga (Andrés Mellado, 53), donde permanecerá en cartel a lo largo de una semana. Esa nueva pantalla se convierte en una ventana abierta a ese Madrid que vemos pero que no miramos.

Dispongo de barcos. Estreno viernes 28 de enero. Sala Berlanga. Andrés Mellado, 53.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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