Con las autonomías a vueltas

En estos días está de actualidad la cuestión de las autonomías y, sobre todo, el coste de su mantenimiento. Teniendo en cuenta que cada pueblo y país decide lo que quiere tener en un sistema democrático, y que el respeto a las ideas de los demás debe ser primordial en cualquier Estado que aspire a mantener una convivencia en paz, se me ocurren un par de cosas que los partidos políticos -todos, sin excepción- deberían acometer sin pérdida de tiempo.

Primero, fijar un día de elecciones único, tanto locales, como autonómicas, como generales; la disminución del gasto sería importante y, sobre todo, el clima de crispación permanente que está aposentado en la política española sería menos perceptible, ya que ahora, cada dos años, estamos inmersos en un proceso electoral.

Segundo, se debería abordar, sin demora, la reforma de la Ley Electoral. Es profundamente injusta, los partidos nacionalistas no deberían influir en la gobernación del país, más allá de su condición propia, y ya que reivindican sus raíces autonómicas y en algunos casos independentistas, algo totalmente respetable, sería deseable que se limitaran a gobernar en sus autonomías, y que su representación en el Congreso de los Diputados la consiguieran con la misma proporcionalidad que el resto de partidos..