"Al tenis de hoy le falta variedad"
Llegó a ser número uno mundial y ganó ocho títulos del Grand Slam y tres veces la Copa Davis. Ken Rosewall (Australia, 1934) es el dueño de esos ojos lacrimosos que miran su deporte con la nostalgia de los viejos tiempos.
Pregunta. Con 18 años y dos meses, fue el campeón más joven del Abierto de Australia. Con 37 y dos meses, el más viejo ¿Cuál es el mejor consejo que le dio su padre para una carrera tan larga?
Respuesta. Ha pasado mucha agua bajo el puente, demasiado tiempo. Mi padre y mi madre me apoyaron mucho, como los buenos padres a sus hijos. De hecho, mi padre fue mi único entrenador. "Haz todo lo que puedas para mejorar tu juego", fue su único consejo. Intenté aprender viendo a otros. Tuve la fortuna de jugar muy bien desde niño, lo que me dio la oportunidad de viajar al extranjero desde los 17 años. Volaba con mi hermano gemelo en el tenis, Lew Hoad. Nos peleábamos en la pista y así mejoraba nuestro juego.
P. Aquellos tiempos forman parte de la mitología de su deporte. Manolo Santana siempre recuerda a los australianos con una cerveza, una sonrisa y una buena conversación fuera del tenis.
R. Teníamos buena fama como competidores y también como buena gente. Viajábamos juntos como un equipo. Éramos buenos camaradas. Logré muchas cosas buenas por viajar al extranjero. El mundo se movía mucho más lentamente. ¡Pero mucho más lento! En la pista, por la velocidad del juego, y en los aviones, en los viajes, también, por supuesto. ¡Eso era viajar despacio!
P. ¿Se ha perdido algo de esa camaradería?
R. Los jugadores, hoy, tienen un entorno: entrenadores, mánagers, agentes, fisioterapeutas..., lo que sea. En los viejos tiempos, los tenistas pasábamos más tiempo juntos, aunque hubiera un capitán que lo organizara todo y al que escucháramos. Ahora hay muchos buenos hombres y mujeres en el tenis, pero no pasan juntos tanto tiempo como nosotros. Estoy feliz de haber sido parte del juego. Siempre disfruté, por ejemplo, de mis viajes a España. Allí jugué contra los mejores: Andrés Gimeno, Manolo Santana...
P. ¿Cómo eran de buenos?
R. Ganaron torneos grandes. Eso lo dice todo. En aquellos tiempos, con la forma de jugar que teníamos, con los viejos materiales, siempre se mostraron como durísimos adversarios.
P. ¿Cómo jugaría Rafael Nadal con una raqueta de madera?
R. No creo [se ríe] que fuera tan bueno como es.
P. ¿Por qué?
R. La cabeza de esas raquetas de madera era mucho más pequeña. Para Nadal, con su estilo de juego, tan particular, sería muy difícil encontrar una forma de dar el efecto top spin a la pelota. Le es más fácil con estas raquetas grandes de ahora.
P. ¿Le gusta cómo juega?
R. Es eficaz. No hay muchos que puedan jugar como él.
P. ¿Y Roger Federer?
R. Es difícil encontrar respuesta a su juego. Sería demasiado difícil para mí. No soy lo suficientemente grande ni fuerte para el juego de hoy. ¡No sé qué haría!
P. ¿Tanto ha cambiado?
R. Sí, es muy diferente. Los jugadores tienen más facilidades, mejores infraestructuras, y tanto las mujeres como los hombres son más grandes, más fuertes. Están también los materiales. Muchos de los tenistas de mi generación querríamos ver más partidos sobre hierba, y más variedad en el juego. Ahora, en pista dura, hay mucha igualdad, tipos de juego demasiado similares.
P. Ganó ocho grandes y perdió ocho finales pese a dejar de jugar esos torneos durante una decena de años por pasarse al profesionalismo. ¿Son conscientes los tenistas de los sacrificios de su generación?
R. Los jóvenes, probablemente, no. Creo que sería una lección importante para ellos, que deberían conocer lo que tuvimos que pasar para hacer el juego más grande y mejor. Me sorprende ver el dinero que gana hoy un tenista por conquistar un grande.
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