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Columna
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Política de palleiro

Si los pocos días que llevamos de 2011 anticipan cómo será el debate público durante el tercer año de Restauración Popular, que Rosalía de Castro nos pille confesados. El paro sube más que la media estatal, nuestra economía crece menos, nuestra deuda se agranda más rápido, la famosa fusión de las cajas lejos de resolver parece haber acelerado los problemas de credibilidad de eso que algunos ingenuos llamaron "el sistema financiero gallego"... Mientras tales asuntos se comentan como desgracias que suceden a otros y en otro país, ¿qué ocupa con ardor a nuestra clase política? A la oposición, las vacaciones del presidente. A los populares, demostrar que socialistas y nacionalistas se quieren mal y tanto desamor sale caro.

Que no olvide Feijóo que Touriño empezó sin querer explicar sus gastos cuando él se lo exigía

La oposición se olvidó del espíritu navideño para enredar con el descanso presidencial. Lo que empezó con unos chascarrillos sobre playas brasileiras, ha acabado en una melodramática petición de comparecencia "urgente" por haber "pisoteado" la legalidad vigente y habernos dejado "sin presidente durante una semana"; circunstancia que, visto lo visto, Dios quiera no tengamos que acabar agradeciendo. A la pelea en el barro, se ha sumado con su habitual entusiasmo la máquina de filtraciones Wikirueda, con la colaboración de la eficiente y patrióticamente subvencionada nueva rotativa de La Voz de Galicia, el periódico de derechas coruñés. Primero se mandó a los inspectores de Traballo a las sedes de Unións Agrarias en plan CSI, a desarticular una supuesta trama de financiación ilegal, perdida sin pruebas en la noche de los juzgados. Ahora, con la evidencia de un mal resumen de cotilleos que no desentonaría en una emisión de Sálvame, se nos pretende revelar que Touriño era un paranoico quien, como Nixón, montaba redes de espionaje con Méndez Romeu en el papel de J. Edgar Hoover. Se antoja difícil encontrar un uso más soez de los recursos y las instituciones públicas para ejecutar una política más rastrera. Unos y otros desprecian a la política como se menospreciaba antes al pobre can de palleiro en los relatos populares.

Al parecer, nacionalistas y socialistas siguen sin comprender que en semejante intercambio de golpes para demostrar quién es más indigno, manirroto, corrupto o desahogado la derecha gana siempre porque mientras su electorado se encamina hacia las urnas, el de la izquierda se indigna desde su casa. Tiene mucha razón el presidente cuando sostiene que la oposición se califica por sí sola y no le extraña la situación en la que está. Debemos celebrar sin duda esta nueva "moralidad feijoniana". Lástima que no practicase tamaña contrición cuando sus secuaces más entregados lanzaban infundios en sede parlamentaria sobre la vida personal de cargos bipartitos, basándose en rumores rastreados en confidenciales de Internet. Ha tenido que llegar a la Presidencia para comprender que ese camino solo conduce a un país donde sencillamente no se puede vivir, mucho menos gobernar.

No le asiste tanta razón al evitar dar explicaciones. No debería olvidar que así empezó su predecesor. Cuando el entonces Feijó09 le exigió respuestas por su blindado oficial o por sus gastos y gustos en materia de interiorismo, también rechazó dar cuentas, se amparó en la dignidad institucional y reclamó que se justificase la oposición. La democracia se aviva con la virtud de la humildad. No importa quién las pide o respecto a qué las pide. Dar explicaciones es siempre la primera obligación de un gobernante. Juzgar a quien las concede y las exige es competencia de los ciudadanos, no de quien manda. Nadie discute su derecho a irse de vacaciones. Igual que estoy seguro que el presidente no nos discutirá nuestro derecho a saberlo y valorarlo como mejor nos parezca; incluso a tener opinión sobre si vale gobernar por teléfono, o la conveniencia de irse diez días a Bahía mientras se predica la austeridad o se exigen sacrificios a unos y otros. Gobernar es lo que tiene. Él decide y nosotros evaluamos. Quien gobierna decide lo que le parece y los gobernados evaluamos cuánto nos parece, no lo que le conviene al gobernante, quien a fin de cuentas solo es un ave de paso.

Twitter @antonlosada

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