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Los documentos del 'caso Tellería' fueron anulados y luego recuperados

El propio 'burukide' redactaba los comentarios que le aportaban los 'ertzainas'

Los documentos informáticos que contenían la inmensa mayoría de los expedientes recopilados en la supuesta trama de espionaje de Álava, y que se ha venido en llamar caso Tellería, fueron anulados en una primera instancia y posteriormente recuperados, según informaciones trasladadas a este periódico por personas conocedoras de la investigación en curso. La imputación a Aitor Tellería y a los ertzainas Carlos Lau y Jesús Acha se produjo al descriptar el material informático localizado en el ordenador personal del ex burukide del PNV en el curso de las diligencias relativas al denominado caso De Miguel. Desde entonces, el caso Tellería se encuentra bajo secreto de sumario.

Las mismas fuentes admiten que era "costumbre" del propio Tellería "pasar a limpio" la sucesión de comentarios que los ertzainas también imputados -"pero también otros amigos"- le iban suministrando sobre numerosos agentes políticos y económicos de Vitoria, principalmente. "No es un informe en toda regla de un seguimiento sino una enumeración de chismes o detalles. No son informes encargados a ertzainas, son comentarios que salían a relucir y luego se escribían". ¿Quién los escribía?: "Los ertzainas, no porque no era su trabajo", advierten.

La denuncia sorprendió porque se creía eliminada toda la información
"Eran chismes, comentarios que le llegaban a Tellería y los guardaba"

Este singular método explicaría el contenido de algunos de los centenares de expedientes abiertos sobre determinados políticos y empresarios de la capital alavesa. "En algunos casos hay una sucesión de obviedades que eran de dominio público, pero que quedaron escritas", admite a EL PAÍS una de las personas próximas a este caso judicial. Como ejemplo, recuerda los comentarios "críticos" que el empresario José Antonio Gordo, vinculado políticamente al PNV y empresarialmente a la construcción entre otros negocios, transmitió sobre Jesús Marcos, director de Urbanismo del Ayuntamiento de Vitoria. "Es lógico que si Marcos le ponía trabas en algunas iniciativas, en los comentarios se dejara traslucir".

La existencia de informaciones cruzadas en esta supuesta trama de espionaje entre determinadas personalidades de la vida vitoriana ya fue reflejada por EL PAÍS en su edición del pasado 27 de julio y en concreto también se aludía a José Antonio Gordo, entre otros.

Con todo, la recuperación de los documentos en soporte informático constituyó en su día una lógica sorpresa en el entorno de quienes serían finalmente imputados porque se pensaba que el material había quedado eliminado. Precisamente es en ese círculo donde se acumulan desde entonces las dudas sobre el origen de la filtración que permitió recurrir al disco duro del ordenador personal que manejaba Aitor Tellería en su puesto de trabajo en el semillero de empresas Ceia.

Para las mismas fuentes, "las informaciones recopiladas no dan para hablar de un caso de espionaje. El espionaje es otra cosa muy diferente de lo que han podido hacer Tellería y sus amigos". Los seguimientos recogen, al parecer, "datos que son de sobra conocidos por quienes se dedican a la vida política o a la empresarial". Así, añaden, que "cuestiones como incidir en la orientación sexual o en la vida conyugal de algunas personas son detalles que están en la boca de todos los que saben algo del día a día de Vitoria".

Esta doble argumentación, que relativiza el grado de espionaje y populariza los detalles consignados en los centenares de expedientes, empezó a manejarse con especial asiduidad en el ámbito del PNV alavés. "Esto no pasa de un Sálvame", se ha podido escuchar en más de una ocasión a dirigentes jeltzales, en alusión al programa televisivo sobre prensa rosa. Incluso, el propio diputado general de Álava, Xabier Agirre, en una entrevista a este diario (ver 2 de enero), se aventuró a pronosticar que el caso Tellería quedaría reducido a "agua de borrajas". Eso sí, entre cualificados afiliados del PNV alavés no causó "sorpresa" que "Tellería se dedicara a este tipo de cosas, pero espiar, espiar eso es cosa del CNI y aquí no se trata de esto", reiteran.

Pero las sucesivas prórrogas del secreto del sumario en los juzgados de Vitoria parecen desmentir la banalización que se pretende desde el sector más próximo a los imputados. En fuentes judiciales conocen lógicamente estas interpretaciones, aunque la respuesta es un mutismo generalizado sobre el devenir de las diligencias.

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