Mata decide a la tercera

Un, dos, tres. Como en aquella película de Billy Wilder, Mata dispuso de tres oportunidades para derrotar al Levante: las dos primeras las envió al larguero y la tercera la embocó a la izquierda de Reina. El Valencia ganó su tercer partido de Liga consecutivo en los últimos minutos, como ante la Real y el Espanyol, con el protagonismo otra vez de este chico de 22 años con una progresión imparable. Asistido anoche en el gol por Vicente, revulsivo pese a ser silbado por su antiguo público. El Levante compitió con la entrega que se le supone, pero sin claridad en los últimos metros.

Un precioso gesto técnico de Pablo, levantando el balón con el exterior del pie con destino a Aduriz, marcaba las diferencias. El Valencia fue cogiéndole el gusto al partido a medida que Pablo y Mata fueron asociándose con Aduriz y Soldado. Claro que el conjunto de Emery, relegado Ever Banega a la suplencia, descarrilaba en el centro del campo, donde el balón circulaba sin sentido. No se lo dieron ni Topal ni Maduro, diseñados para otros menesteres.

Una obstrucción de Robusté a Maduro dentro del área la interpretó el árbitro como penalti, ante la indignación de Luis García, que puso cara de: "Una vez más nos están perjudicando". Pese a su extrema concentración, Mata echó su cuerpo demasiado hacia atrás y el disparo por encima del larguero.

El Levante entró fogoso a la cita, tratando de aprovechar las secuelas en los valencianistas tras su eliminación en la Copa, aunque sin acierto en el último pase, ninguno en condiciones para que Caicedo exhibiera su potencial.

Como no había juego en la medular, el contragolpe se convirtió en el arma preferida de ambos equipos. La única, en realidad. Al menos hasta que Luis García expresó su deseo de ganar con los dos jugadores a los que dio paso: Sergio y Stuani. O sea, mejor toque en el centro del campo y más remate.

Ballesteros siguió saltando y cargándose a quien se pusiera por delante, casi siempre Aduriz, víctima de tantos golpes en su vocación por el juego aéreo. Tras esa falta en la frontal, Mata acarició el balón para enviarlo a la escuadra izquierda de Reina, que llegó a taponar el cuero en su estirada.

Mata rozó el gol en el siguiente remate justo antes de que Emery retirara a Soldado para que Vicente le diera otro aire al ataque valencianista. Otro regate de espuela de Pablo, burlando a dos defensas granota, levantó un suspiro de admiración en la grada del Ciutat de València.

El Valencia tuvo más presencia y Maduro conquistó cada vez más campo. Hasta que su equipo aprovechó una contra y una situación al límite del fuera de juego de Mata, que se había quedado casi de palomero en el ataque. Lo vio Vicente, le envió el pase en profundidad y el jugador asturiano se dispuso a encarar a Reina. En la carrera hacia el marco podrían habérsele pasado por la cabeza sus tres ocasiones marradas anteriormente. Pero no. Se plantó ante el portero y lo batió por abajo, sin dudarlo. Emery, liberado, saltó como un felino, feliz de haber salvado el pellejo en una semana muy peligrosa para él.