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La Xunta paga hasta 120 euros por cada viajero en vuelos de bajo coste

El aeropuerto con tres pistas que propone Feijóo fracasa - Las tres ciudades están enfrentadas y la Xunta gasta más en cada conexión que hace dos años

Para su idea de "aeropuerto único con tres pistas", el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tenía listas hasta las letras que encabezarían los vuelos con destino o salida en Lavacolla, Peinador y Alvedro. Todas las conexiones aéreas con Santiago, Vigo y A Coruña lucirían en los billetes y paneles informáticos bajo el mismo identificador, GLC, según la petición que el presidente gallego prometió llevar a la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), en vísperas del Xacobeo, tras el verano de 2009. Año y medio más tarde, de aquel viejo anhelo de Feijóo nada se sabe, más allá del fracaso de un comité de rutas integrado por la secretaria general de Turismo, Carmen Pardo, y los concejales de las tres ciudades con aeropuerto, cuyo objetivo era planear un mapa de vuelos conjunto aprovechando las sinergias de las tres terminales. El organismo se reunió una sola vez y con nulos resultados.

Cada viajero entre Sevilla y Vigo cuesta 121,6 euros a las arcas públicas
Air Nostrum percibe de la Xunta 91 euros por persona entre Valencia y A Coruña
Turismo pretende pagar por prorrogar líneas rentables para las compañías
Vueling pasó a cobrar por pasajero y no por los turistas que desembarca

Nada más llegar al poder, el Gobierno de Feijóo había retirado las ayudas -instauradas por el último Ejecutivo de Fraga- a los ayuntamientos de A Coruña Santiago y Vigo, que hasta 2009 negociaban por su cuenta con las aerolíneas cada conexión. La Xunta se propuso coordinar un mapa de rutas global para toda Galicia. Con esa premisa, invirtió el año pasado 4,5 millones de euros para subvencionar 10 enlaces aéreos con otras tantas capitales españolas y europeas: seis desde Santiago, dos desde Vigo y otros dos desde A Coruña. La intervención del Gobierno gallego no solo ha reavivado los viejos localismos entre las tres ciudades, también ha encarecido sensiblemente el precio que las compañías cobran por operar desde sus aeródromos.

Un ejemplo: la conexión Santiago-París, operada por Vueling. La compañía percibió entre 2007 y 2008 de Incolsa, la sociedad municipal de turismo del Ayuntamiento de Santiago, 6,96 euros por cada pasajero que desembarcaba en Lavacolla. Esa era la filosofía del contrato: fomentar la llegada de turistas a Compostela.

Así fue hasta 2009, cuando la aerolínea que preside el ex ministro Josep Piqué, amigo personal de Alberto Núñez Feijóo, pasó a negociar directamente con la Xunta. A partir de ese momento, el Gobierno gallego empezó a abonar prácticamente el doble, puesto que el acuerdo con Vueling estipulaba que la compañía debía cobrar una cantidad similar, 6,9 euros, pero por cada uno de los pasajeros, también por los que salían desde Galicia a Francia. La idea original de atraer visitantes se desvaneció y la Secretaría Xeral para o Turismo empezó a pagar también por los gallegos que viajaban fuera.

La prueba de cómo se inflaron los precios tras la mediación de la Xunta y la consiguiente guerra abierta entre los aeropuertos la resume bien lo sucedido con el vuelo Vigo-Londres. El 1 de junio de 2008, el Ayuntamiento de Vigo firmó un convenio con Clickair, filial de Iberia, por el que pagaba a la compañía 348.000 euros. La Fundación Provigo se comprometía a aportar otros 52.000 euros para publicidad. Por 400.000 euros, Peinador estaba conectado con Londres con tres frecuencias semanales durante cuatro meses. El acuerdo se renovó prácticamente por el mismo importe en 2009, pero ya con Vueling, que había absorbido a Clikair tras un proceso de fusión.

Esa misma compañía facturará este año al Ayuntamiento de Vigo 675.000 euros por un enlace idéntico con la capital británica. El contrato lo ha avalado personalmente el alcalde, Abel Caballero, que ha visto una baza electoral en abanderar la negociación con las aerolíneas.

No es la única muestra de los excesos que en nombre del turismo cometen las instituciones gallegas para captar los llamados vuelos baratos. La comparación entre el dinero invertido por la Xunta y el número de pasajeros captados ofrecen datos sonrojantes. Un par de ejemplos: la Xunta paga a la compañía Air Nostrum 121,6 euros por cada viajero que vuela de Sevilla a Vigo. La misma aerolínea recibe 91,2 euros por cada turista que llega de Valencia a A Coruña. Esas tarifas máximas contrastan con lo que paga a Ryanair, 3,8 euros por cada viajero que llegó el año pasado a Santiago desde Londres, Roma o París.

El Gobierno gallego subvenciona además cada viaje entre Vigo y Bruselas con 55,5 euros y con 24,5 los pasajes entre Santiago y Zurich, estas dos últimas conexiones operadas por Vueling. Los datos salen de dividir las cantidades pagadas por la Xunta por el número de pasajeros registrados por AENA. En este contexto, tal vez lo más sangrante, haya sido el anuncio de Piqué, que, en una reciente visita a Galicia, se comprometió a mantener los enlaces Santiago-Zúrich y A Coruña-Ámsterdam durante cuatro meses porque, según admitió, son rentables sin necesidad de ayudas públicas.

Pese a ello, la Xunta se propone volver a subvencionarlos para hacerlos más duraderos. En la oferta que ha hecho llegar al alcalde coruñés, Javier Losada, el conselleiro de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas, Agustín Hernández, propone invertir en Alvedro 1.038.000 euros en 2011 para mantener la línea que une A Coruña y Valencia, además de prorrogar durante cuatro meses la ruta con Amsterdam. En caso de querer cambiar Valencia por Roma, advertía Hernández, el Ayuntamiento coruñés debía aportar 259.000 euros.

Vigo tiene sobre la mesa una propuesta de la Xunta similar: 1,2 millones para mantener el vuelo a Bruselas y la conexión con Sevilla. Si en lugar del enlace con la ciudad andaluza prefiere uno con Milán, el Gobierno de Vigo tendría que aportar 200.000 euros. Tanto Losada como Caballero han respondido negativamente. En los planes del Gobierno gallego, el aeropuerto de Lavacolla, el que mejor resiste sin las subvenciones públicas, percibirá 800.000 euros para conectar la capital de Galicia con dos ciudades suizas, Ginebra y Zúrich.

Este es el escenario: a cinco meses para las municipales, lejos de unirse para competir con Oporto, que sigue ganando terreno, la puja entre los aeropuertos se agudiza, la Galicia única de Feijóo languidece y la facturación de las aerolíneas sigue subiendo en la comunidad. Siempre a costa de los fondos públicos: tres millones en 2011.

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