"Nunca imaginé que haría huelga"

La estampa era sin duda inédita. Sentadas en el suelo de la tienda Zara de la céntrica calle General Álava de Vitoria, con pitos y proclamas como "no somos sirvientas, somos dependientas" como música de fondo, decenas de jóvenes pusieron patas arriba el local ante la atónita mirada de los clientes que pasaban por caja en el primer día de rebajas. Solo la llegada de la Ertzaintza puso fin a la sentada, trasladando la protesta a las puertas de las demás tiendas de ropa de la ciudad.

Aunque la huelga no logró paralizar la actividad de los comercios del sector textil, las trabajadoras consiguieron desbloquear la negociación con la patronal, que accedió a mantener una reunión con los sindicatos el próximo jueves. La capital alavesa se convirtió en el centro de todas las miradas en el primer día de rebajas por lo inédito de la protesta, secundada por decenas de jóvenes -casi todas mujeres- de una generación poco dada a recurrir a la huelga.

"No somos sirvientas, somos dependientas" gritaron las jóvenes

La protesta en Vitoria consigue que la patronal fije una reunión el jueves

En Bilbao, la crisis hizo que la gente sea más selectiva con sus compras

"La gente se pelea por pagar cinco euros menos" dice un vigilante

Fue curioso ver a ELA, CC OO y UGT uniendo fuerzas en la misma causa, cuando las diferencias entre centrales nacionalistas y no nacionalistas alcanzan en Euskadi máximos históricos. En Vizcaya, donde las negociaciones lograron suspender la huelga, los comerciantes se mostaron safistechos por el desarrollo del primer día en comparación con las del pasado año, marcado por la crisis. Algo similar ocurrió en Guipúzcoa.

"Nunca pensé que haría huelga" sentenció una trabajadora del grupo Inditex que resistió a las amenazas de sus jefes. Otra joven dependienta de Bershka explicó cómo la negociación del convenio colectivo fue la gota que colmó el vaso: "Estábamos muy quemadas, lo que nos propone la patronal es inaceptable".

Según explicaron ELA, CC OO y UGT, las trabajadoras consideran indignante la propuesta de subida salarial del 0,8% a cambio de aumentar en 20 horas anuales la carga de trabajo. Además, quieren una equiparación salarial con sus compañeras en Vizcaya y en Guipúzcoa, donde entre salarios y complementos se llevan unos 200 euros más que en Álava de media, según CC OO. "Lo de las 20 horas se podría solucionar si hay un acuerdo económico", explicó por su parte el presidente de la patronal Unimoda, Victor Manuel Ibáñez, tras vivir de primera mano la protesta.

En Bilbao, la Gran Vía era un hervidero de gente. La buena temperatura y el puente propiciaron que miles de vizcaínos se echaran a la calle y a los centros comerciales del extrarradio para aprovechar los agresivos descuentos, de hasta el 70%, que exhibían los escaparates. Peleas entre compradores por algún artículo e intentos de robo se sucedieron entre largas colas en las tiendas de ropa y complementos, las más visitadas. En todo caso, parece que la coyuntura económica ha hecho que la gente sea "más selectiva", tal y como reconocía, Soledad Resa, que este año había decidido poner límite a su gasto. "Vengo con las ideas claras. Quiero un abrigo y botas, nada más", aseguraba convencida.

Cada vasco gastará de media 86 euros durante estas rebajas, un 10% menos que en 2010, según la Asociación Familiar para la Orientación del Consumo de Euskadi.

Los comerciantes, que percipen un mayor ánimo de comprar entre los clientes con respecto al año pasado, se mostraron muy satisfechos con el arranque de esta campaña, normalmente más exitosa que la de verano. De ella dependen un tercio de las ventas de todo el año.

En San Sebastián, el primer día de rebajas tuvo los ingredientes esperados: largas colas y enfados. "Siempre espero a las rebajas. Hay algunas ofertas buenas, pero cuesta mucho encontrar lo que buscas, ya que la gente lo deja todo desordenado. Incluso, por el suelo", explicaba Tamara, con varias bolsas.

Los comerciantes, por su lado, se mostraban satisfechos con las ventas aunque admitían que éste es el día más duro del año. "Cuando hemos abierto las puertas, esto parecía una marabunta", indicaba una dependienta. El responsable de seguridad de una tienda del centro de la ciudad admitía que en estas fechas siempre hay conatos de broncas. "La gente se pelea por pagar cinco euros menos", sentenció.

Con información de Sonsoles Zubeldia y Kerman Romeo.