La actualidad de lo obsceno
He leído la respuesta de la Defensora del Lector a tantos lectores que protestan por la portada de Belén Esteban en El País Semanal y la entrevista en las páginas interiores.
A mí también me desagradó. Indudablemente hay programas de televisión que son una obscenidad, pero lo obsceno está en el ojo que lo ve y en los carroñeros que se lucran de los despojos. Los demás somos libres de verlos o no.
Me escandalizan más las conductas de los políticos, y no hablo de presuntas corrupciones, que son de la justicia, sino de las luchas dentro de los partidos, de la forma desvergonzada de premiar con este u otro cargo a amigos o a recién destituidos que no nos interesan como enemigos. Todas esas noticias que salen en los periódicos y que en una democracia son de una obscenidad esencial.
Quizá haría falta un Valle-Inclán que esperpentizara la situación, como hizo en Divinas palabras con el Pacto del Pardo, en que España era disputada por los dos principales partidos políticos con el único propósito de aprovecharse. Quien haya leído o visto dicha obra sabrá cómo acaba... con la escuálida España muerta por abandono.
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