Una 'okupación' de 4,7 millones
El edificio de Malasaña tomado por un colectivo vecinal rebaja a la mitad su valor desde hace año y medio - El Consistorio sacó a subasta el inmueble y quedó desierto
El edificio okupado por unos colectivos vecinales y antisistemas en pleno centro de Madrid está a la venta por 4,7 millones de euros. El inmueble, de unos 2.000 metros cuadrados de superficie edificable en total, se tasó en 11 millones de euros en abril de 2009 y la subasta se hizo en junio. Nadie pujó. En noviembre de este año, puesto que el valor se consideraba excesivamente alto, se rebajó hasta el precio que tiene hoy en día. En apenas 19 meses, el valor del edificio se devaluó en más de un 50%, algo que no ha ocurrido con las viviendas del centro de Madrid a pesar de la crisis inmobiliaria.
El consejero delegado de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS), Juan José de Gracia, explica que el primer informe de valoración que se hizo sobre el edificio, realizado por la sociedad de tasación Tasamadrid, considerado muy abultado a posteriori, no tiene "el rigor de las tasaciones válidas para el mercado hipotecario". Tiempo después se actualizó esa tasación a través de TINSA y el resultado es sorprendente: 4,7 millones. Una rebaja espectacular del precio. La empresa municipal, al ser una sociedad anónima se rige por el Código Civil y puede llevar a cabo tal devaluación. La ley de Patrimonio no permite una devaluación superior a un 15% entre un concurso y otro.
El Ayuntamiento compró los edificios en 1991 y ahora quiere venderlos
Un plan municipal de 2003 pretendía instalar allí un centro social
A falta de nuevo dueño, los okupas han dado una patada en la puerta y han desplegado una pancarta en la fachada: "¿Espacio público? Paremos la prostitución de la construcción". La empresa municipal de la Vivienda y el Suelo compró los edificios, situados en el número 20 de la corredera Baja de San Pablo y en el 39 de la calle Barco, en 1991. Datan de los siglos XVII y XIX. En 2003 se redactó un proyecto para instalar en él un centro social que incluía unas pocas viviendas relacionadas con el equipamiento. La idea era muy costosa, y finalmente se desestimó. Los inmuebles se pusieron a la venta.
Los colectivos implicados en la ocupación ilegal, liderada por el Patio Maravillas, consideran que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, pretende ceder "las dotaciones sociales a los intereses de la especulación privada". "Con esta ocupación queremos visibilizar y hacer de altavoz ante el expolio de lo común, de lo que es de todos, ante la ausencia de democracia y ante la mercantilización de la ciudad", escriben en un manifiesto.
¿Qué tendrán que manifestar cara a cara? Imposible saberlo. Se llama varias veces a los grandes portones que dan a la calle pero nadie responde. A través de una mirilla se observa una bombilla encendida que ilumina las vigas de contención que parecen mantener en pie un edificio con aspecto muy devaluado. "A ver si esas criaturas hacen algo bueno por el barrio", opina una señora que pasea a un perro revoltoso. "Hombre blanco habla con lengua de serpiente", se lee en una esquina. Al lado, en azul, un cartel del Ayuntamiento: "Próxima rehabilitación". ¿De quién, pues?
"Estamos ante un caso de especulación urbanística en el centro de la ciudad pero realizada desde el propio Ayuntamiento. Adquiere un edificio para los ciudadanos en 1991 y 20 años después lo convierte en un negocio para sus depauperadas arcas", concede el concejal Daniel Viondi. El socialista se pregunta cómo se rebaja tanto el inmueble si en la zona cayeron los precios en un 5%."Se ha engañado a los vecinos. Es una muestra de que la rehabilitación del centro prometida por el alcalde es un anuncio y no una realidad", añade.
Los del Patio Maravillas, los que parece ser que no confían en "el hombre blanco", dicen que ellos van a rehabilitarlos por su cuenta y riesgo. El tiempo dirá.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.