El dúo Lupercal lleva el jazz al territorio de la improvisación
Los cachivaches amontonados alrededor de la batería de L.A.R. Legido avisaban de que aquello no iba a ser un catálogo de modismos jazz. Como cada martes desde hace un año, en el bar El Puente de Santiago, el dúo Lupercal se despeñó por las pendientes de la improvisación y la música libre, un terreno donde la melodía solo existe para ser destrozada y la armonía al modo convencional se convierte en obstáculo. "Nuestra idea es tocar sobre un mapa en blanco", se explica la otra mitad de la entente, el pianista Pablo Seoane, quien también recurre a la física para argumentar sobre "la ruptura del tiempo lineal" a la que puede conducir improvisar con piano y percusión.
"Buscamos nuevas formas de comunicarnos a través de la música", añade Legido, quien también es habitual de la Orquestra de Música Espontánea de Galicia, "y una escucha activa de la gente". En la noche del martes, ante un reducido pero entusiasta auditorio, el objetivo confeso era una suerte de "villancicos free". Pero los únicos ecos claros que se advirtieron en El Puente procedían del estándar Blue moon -con la interpretación deconstruida de la vocalista Lúa- y los acordes del Monk's dream, de Thelonious, ya en el bis. Lo demás remitía al idioma de la música concreta, el jazz aleatorio y el diálogo al borde del precipicio sonoro.
"Al final se trata de esa historia un poco utópica de buscar la libertad y descubrir que la libertad también conlleva responsabilidades", teoriza un batería que se vale de juguetes de cuerda, cuencos metálicos, cascabeles, sonajeros, un megáfono o pequeños cerdos de goma para desarrollar la percusión igual que Jackson Pollock se abalanzaba sobre el lienzo. "Queremos a menudo que piano y batería intercambien papeles", abunda Pablo Seoane, "que la batería lleve la melodía y el piano el ritmo".
Primer disco
Lupercal acaba de poner en la calle su primer disco. -Sar, 40- (la dirección del bar que les sirve de "cuartel general") fue grabado junto al bajista Iván Ruiz. "Puede parecer una contradicción grabar un disco cuando la improvisación se identifica por su carácter irrepetible", se justifica Seoane, "pero la industria está así montada y para conseguir conciertos es necesario tener discos". Por el momento, además de la cita semanal en Santiago, el 3 de febrero estarán en La Cabaña, en Pontevedra.
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