"Solo aceptaremos el referéndum de secesión si es limpio"
Sudán del Sur se podría convertir la semana que viene en el país número 54 de África. Los habitantes de esta región autónoma, mayoritariamente cristiana y con recursos petrolíferos, votarán el 9 de enero en un referéndum la separación de sus hermanos del norte, musulmanes. Si gana el sí, las dos partes, enfrentadas durante décadas en guerras civiles, tendrán que encarar un futuro lleno de obstáculos. Pero eso será el día siguiente. Por ahora, la consulta es solo una fecha en el calendario y no hay garantías de que pueda celebrarse con total transparencia. "Habrá referéndum", asegura a EL PAÍS el ministro de Exteriores de Sudán, Ahmed Ali Kart. "Habría sido mejor tener más tiempo para garantizar que la consulta se hace con transparencia y para resolver ciertos problemas como la demarcación de las fronteras. Pero, en cualquier caso, habrá referéndum", señala Ali Kart.
El ministro de Exteriores, que visitó España a finales de octubre, reconoce que uno de los grandes problemas ha sido el de los recursos minerales. "El petróleo está en el sur, pero las instalaciones para sacar provecho de él están en el norte. También nos habría gustado llegar a un acuerdo en este tema". El asunto quedará finalmente para la mesa de negociación después de la consulta.
El interés de ambas regiones por llegar a una solución pacífica es evidente tras dos guerras civiles de décadas desde su nacimiento como Estado en 1960. El Gobierno de Omar al Bashir parece dispuesto a aceptar la secesión antes que verse metido en otro conflicto. Sin embargo, el ministro de Exteriores avisa: "Aceptaremos el resultado siempre que este sea limpio. No estamos en unas elecciones en las que un fraude significaría tener a un presidente durante cuatro años. Estamos hablando del nacimiento de un nuevo país y para ello no puede haber sospechas de que ha habido fraude".
Incluso si gana el sí, los problemas pueden surgir en algunas poblaciones del sur, especialmente las de las fronteras, donde algunas tribus se consideran dueñas de todo el petróleo.
Ali Kart considera que la cuestión de la independencia no ha sido nunca un problema importante para sus "hermanos del sur", como él los llama. "Han sido los líderes políticos los que han hecho de este tema un problema político. Quienes les lideran son los que han utilizado la presión para llegar a este momento".
A su líder, el presidente Omar al Bashir, la Corte Penal Internacional le acusa de crímenes de guerra y genocidio en la región de Darfur, al oeste de Sudán. Para el ministro de Exteriores, dichos cargos son "pura propaganda política". "No aceptamos esa jurisdicción internacional. Estamos hablando del presidente de un país. Tiene inmunidad y no se le puede tocar desde La Haya".
Ali Kart no acepta esa autoridad de Occidente y se queja de la necesidad de Europa por inculcar en el continente valores que no son africanos. Sus declaraciones se completan cuando se le pregunta por el éxito de la presencia de China en Sudán y en el resto de África. "¿Que a qué se debe?", dice Ali Kart, "pues a que ellos no vienen a imponer sus ideas".
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