Gergely busca más voces
El director de la Sociedad Coral de Bilbao asegura que "la recompensa para el esfuerzo es el concierto" - Considera prioritario poder ampliar la cantera
La Navidad es temporada alta para la Sociedad Coral de Bilbao, una etapa de transición hacia los dos compromisos más importantes del calendario anual: en marzo cantarán con la Sinfónica de Bilbao (BOS) la Misa de Coronación de Mozart, y en junio volverán con la BOS para interpretar La condenación de Fausto, de Berlioz. Al frente de la Sociedad y de sus 80 intérpretes se halla desde hace tres meses el director Julio Gergely (Cluj-Napoca, Rumania, 1951). "Para los coralistas la recompensa del esfuerzo y el tiempo que dedican a los ensayos es el concierto. Para una persona que ama la música, un buen concierto no tiene precio", dice.
Gergely vive en España desde 1983. Llegó por casualidad con un coro rumano al certamen de Tolosa, pidió asilo político y lo consiguió. Comenzó entonces su carrera en España. Antes de hacerse cargo de la Sociedad Coral fue ayudante de dirección del coro del Teatro Real y del de la Comunidad de Madrid, y responsable del de la Maestranza.
Gergely llegó con un coro rumano a Tolosa en 1983 y pidió asilo político
Gergely cree que la personalidad de la Sociedad nace del carácter aficionado del coro. "Son personas que además de su trabajo y su vida familiar desarrollan una actividad exigente por pura afición", destaca. "Estamos hablando de tres días de ensayos, más los conciertos, más los ensayos con la orquesta. Exige disponibilidad y espíritu de sacrificio porque por ser un coro de aficionados no se baja el nivel. Los directores no somos condescendientes al abordar un gran repertorio sinfónico".
Gergely habla de la "gran historia de casi 125 años" de la Sociedad Coral, que se traduce en una dimensión artística. "La sonoridad del coro es buena, compacta", asegura, "pero queda trabajo por hacer. Tiene que ir en una línea ascendente musicalmente y adquirir una serie de reflejos en el escenario. Enfrentarse al público requiere un saber estar y supone una presión bastante grande".
Para el director es prioritario captar más voces para la Coral. Los coros infantil y juvenil cumplen con su función, pero no son suficiente cantera para cubrir las necesidades. "El repertorio vocal sinfónico requiere un coro grande", explica. "Nos gustaría recibir gente nueva". Gergely anima a los melómanos a probar sus aptitudes. "Para muchos aficionados el sueño de su vida es cantar el Réquiem de Verdi o la Novena Sinfonía. ¿Por qué no probar? No discriminamos a nadie: lo que decide la incorporación al coro es la capacidad del candidato".
Gergely asegura que ni la edad, ni la formación musical, ni la experiencia resultan decisivas. Pide a los aspirantes un buen oído musical y capacidad vocal; de la formación musical ya se ocupan ellos. Tampoco la edad es impedimento: "Una voz de bajo no madura a los 20 años", recuerda.
"A veces voces no muy grandes pueden tener un papel fundamental en el funcionamiento interno del coro, por la personalidad del cantante, por su preparación musical, por su seguridad, por su capacidad de arrastre de los compañeros", opina. "Es muy posible que supla con esas características las carencias vocales. Son las piezas que internamente ayudan a que las cosas funcionen. Un coro es una gran maquinaria humana puesta al servicio de la una causa común: la música. Hay que aunar voluntades dispersas, muchas formas de emitir, de pronunciar, empastar voces para que suenen como una unidad. Es una maquinaria muy compleja".
Gergely reconoce a veces no sabe ni como funciona. "Simplemente, por la voluntad de todos", sospecha. "Técnica aparte, se produce el milagro de que todos vamos juntos para producir algo maravilloso que es la música".
¿Y qué papel juega el director? "Los coros son el reflejo de la personalidad del director", responde. "Si tienes capacidad de convencer a la gente para hacer las cosas de una manera determinada en una obra y luego en otra lo contrario, las cosas funcionan. Definir como hay que hacer la música es muy difícil", prosigue.
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