El futuro presidente de China es "elitista" y "muy ambicioso"
Los cables de la diplomacia norteamericana describen a Xi Jinping como un príncipe del régimen al que "solo puede corromper el poder"
El próximo presidente de China y secretario general del Partido Comunista a partir de 2012, Xi Jinping, es "extraordinariamente ambicioso", un "auténtico elitista" determinado desde su juventud a hacer carrera política, pragmático, sin "motivaciones ideológicas" ni "corrupto", familiarizado con Occidente y apasionado de las artes marciales budistas.
Este es el retrato del futuro hombre más poderoso del planeta recogido en un despacho de 11 folios de la Embajada de Estados Unidos en Pekín, de acuerdo con el testimonio esbozado por un viejo amigo de Xi al que el cable protege bajo el alias de El Profesor. Los diplomáticos norteamericanos mantuvieron numerosas conversaciones con El Profesor entre 2007 y 2009.
Xi, que sucederá a Hu Jintao en 2012, no es un ideólogo sino un pragmático El próximo líder ingresó en el partido cuando su padre estaba aún preso
Xi Jinping, actualmente vicepresidente de China y miembro del Comité Permanente del Politburó, nació en 1953 y pertenece a los llamados "príncipes" del régimen, los hijos de la primera generación de revolucionarios, que, como señala El Profesor, están convencidos de ser los "legítimos herederos" de los logros de sus padres y que por tanto "merecen gobernar China".
El Profesor y Xi crecieron en el ambiente privilegiado de Pekín reservado a los vástagos del régimen y fueron amigos durante 15 años (1972-1987). Pese a la retórica comunista sobre la "sociedad sin clases", la fuente de la Embajada norteamericana recuerda que ambos vivían en "la minisociedad basada en la división de clases más estricta jamás construida". Todo estaba determinado por "el estatus de clase de cada uno dentro del partido", desde el jardín de infancia a la tienda donde se compraba pasando por el coche que se podía poseer. Todos esos "beneficios" estaban fijados por el rango de los padres en el partido y todo se fue al garete de la noche a la mañana en los años sesenta con el estallido de la Revolución Cultural.
Los padres fueron encarcelados por contrarrevolucionarios y no fueron rehabilitados hasta 1978 con la llegada al poder de Deng Xiaoping. El Profesor cuenta que él y Xi volvieron a Pekín como una especie de "fugitivos", pero que sus vidas tomaron rumbos muy diferentes. Mientras él y sus amigos decidieron "perder el tiempo divirtiéndose", teniendo aventuras amorosas, bebiendo, viendo cine y leyendo literatura occidental, Xi "eligió sobrevivir volviéndose más rojo que los rojos". Xi decidió unirse al Partido Comunista en 1974, estando aún su padre en prisión.
Su primer título académico no fue en realidad tal, según El Profesor, ya que se licenció después de tres años en marxismo aplicado. Más tarde se convertiría en oficial del Ejército -"iba de uniforme todos los días"- y empezó a trazar un cuidadoso plan para ascender en la jerarquía del partido. Xi, dice El Profesor, siempre fue "extraordinariamente ambicioso" y "tuvo muy claro su objetivo" desde muy pronto. Así, en una operación muy calculada, pidió ser destinado en 1982 fuera de Pekín. Como le dijo al Profesor entonces, irse a las provincias era su "único camino para llegar al poder central". Está claro que lo logró. Xi llegó a ser gobernador de la provincia de Fujian en 2000; secretario del partido en la provincia de Zhejiang en 2002. Ocupó el mismo cargo en Shanghái en 2007 y fue elegido vicepresidente en 2008.
Pese a ser un calculador, dice El Profesor, Xi "no era frío" sino un "buen tipo, generoso y leal", al que no le importa en absoluto el dinero pero que "podría ser corrompido por el poder".
El Profesor cree que los orígenes elitistas de Xi hacen imposible que sea un "verdadero miembro" del grupo del actual presidente Hu Jintao. Los hijos de la primera generación de revolucionarios, los príncipes como Xi, se refieren despreciativamente a los otros líderes del partido sin pedigrí como el propio Hu o el primer ministro Wen Jiabao como los "hijos de los tenderos".
La fuente de la legación estadounidense en Pekín asegura que Xi es consciente de la extensión de la corrupción en China y que detesta la cultura de los nuevos ricos. Añade que si llega a ser secretario general del partido, como está previsto en 2012, "probablemente ataje de forma agresiva esos males, tal vez a costa de la nueva clase adinerada".
Xi Jinping conoce bien la mentalidad occidental. Su hermana vive en Canadá, su hermano se marchó a Hong Kong cuando aún estaba bajo soberanía británica y su ex mujer vive en Inglaterra. También ha visitado Estados Unidos y, según El Profesor, "no tiene la ambición de enfrentarse" a Washington.
La consagración de Xi como futuro presidente de China se da por segura pero no se puede considerar "inevitable", según previenen algunas fuentes de la diplomacia norteamericana en Pekín. Esos contactos señalan que su papel como vicepresidente es "inútil" y recuerdan que la única transición de poder en la historia del partido realizada de acuerdo con un plan fue el relevo de Jiang Zemin por Hu Jintao en 2002.
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