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El futuro de la alta velocidad en Euskadi

Las obras superan ya el 40% del trazado

El coste global rebasará con toda seguridad los 6.000 millones de euros - El tendido de los raíles y la catenaria requerirá al menos un año de trabajo

Costó arrancar -las obras se iniciaron en 2007, pero a mediados del año siguiente solo etaban en marcha tres de los 38 tramos en que se divide el proyecto-, pero la Y ferroviaria ya crece sin pausa. En estos momentos se trabaja en 75 de los 177 kilómetros del trazado que une las tres capitales e Irún, es decir, el 42% del trayecto, según los últimos datos ofrecidos por los Gobiernos central y vasco.

Y es que el AVE en Euskadi también resulta singular. Pese a que es una obra de interés general y, por tanto, queda financiada íntegramente por el Estado, la gestión no corresponde en exclusiva al Ejecutivo central, competente en el resto de los trenes de alta velocidad españoles. El Gobierno autónomo se encarga de los trabajos en el tramo que discurre por Guipúzcoa, de casi 87 kilómetros, en función del convenio que firmaron ambas Administraciones en 2006. Esta singularidad se concretó porque el Ejecutivo autónomo, entonces en manos del PNV, encargó una serie de proyectos constructivos por su cuenta a principios de esta década ante el parón del proyecto, cuando el Gobierno central estaba dirigido por el PP.

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El desarrollo de los trabajos ha resultado desigual. A mediados de 2009, el ramal Vitoria-Bilbao, gestionado por el Ministerio de Fomento, tenía un total de 45 kilómetros en obras, cifra que en el guipuzcoano se limitaba a 2,8 kilómetros. Los socialistas achacaron los retrasos al Gabinete de Ibarretxe, sobre todo cuando ya exsitían varios proyectos constructivos realizados. El problema se produjo porque hubo que cambiarlos debido a errores técnicos, según apuntó el PSE. Ahora, esas diferencias entre uno y otro tramo se mantienen, aunque se han reducido: en el ramal Vitoria-Bilbao se encuentran en construcción 54 kilómetros (el 60% de ese tramo) y en el guipuzcoano, un total de 21 kilómetros (el 24%). "En pocos meses estará en obras el 56,53% del ramal", aseguran fuentes de la consejería de Transportes, que precisan que, además de los siete tramos actualmente en obras, se encuentran en proceso de licitación otros seis más, que totalizarán 24,5 kilómetros.

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Aunque Adif, el gestor estatal de las infraestructuras ferroviarias, lo ha negado de forma repetida, la crisis ha reducido el ritmo de las tareas en el ramal alavés y vizcaíno, como reconocen las constructoras. Cuatro tramos ya se hallan fuera del plazo previsto y el único ya concluido, cerca de Vitoria, en Luko, a la espera actualmente de la instalación de los raíles y la catenaria, arrastra año y medio de retraso.

En las demoras han influido también los problemas con las expropiaciones y la irrupción de ETA, que asesinó el 3 de diciembre de 2008 al constructor Inaxio Uria, cuya empresa es una de las adjudicatarias. Ello obligó a poner en marcha un dispositivo especial de seguridad, que ha aumentado los costes y del poco más se sabe: existe un pacto de silencio entre instituciones y empresas que se mantiene a rajatabla. A ellos se suman sabotajes contra las empresas constructoras, que se han reducido, aunque persiste un movimiento social de oposición al proyecto.

La complejidad de la Y se explica también porque en Guipúzcoa el 80% del trazado discurre por túneles y viaductos, frente al 60% en Vizcaya y el 50% en Álava. Por ejemplo, cada metro del tramo entre Hernani y Astigarraga, aún en fase de estudio informativo, se calcula que costará 54.000 euros.

La última fecha fijada para la conclusión de las obras es 2016, aunque el consejero de Transportes, Iñaki Arriola, quien ofreció ese dato en marzo, se refiere al final de la obra civil. La colocación de los raíles y la catenaria, junto a las pruebas de seguridad, suelen requerir un año. Para entonces se conocerá el coste real de la obra, que superará con toda seguridad los 6.000 millones de euros.

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