El invierno del gran patrón
Díaz Ferrán se enfrenta ahora a un largo proceso de demandas y conflictos
Hace un año y unos días, un juez inglés paralizaba los aviones de Air Comet, la aerolínea de los socios Gerardo Díaz Ferrán (DF) y Gonzalo Pascual, que para más señas eran el presidente de la gran patronal española y uno de sus vicepresidentes. Después, unos 7.000 clientes se quedaron en tierra por ese motivo y un centenar de empleados sacaron las pancartas contra los dueños. Fue el comienzo de la caída en picado del grupo del dúo empresarial, integrado bajo su principal enseña, Viajes Marsans, y que tuvo mayor notoriedad por la condición de presidente de la CEOE de Díaz Ferrán.
Un año y unos días después de aquella decisión del juez inglés, justo en el solsticio de invierno de este año, DF ha dejado su sillón a Juan Rosell después de un otoño muy caliente por una campaña electoral encrespada y en el que no ha dejado de llover sobre el presidente saliente. Ahora DF se dispone a atravesar un invierno particular muy largo y con muy malas previsiones climatológicas.
Así que el martes, cuando DF se sentó entre los dos candidatos a sucederle, sintió un doble efecto. Por un lado, el resquemor de no haber podido abordar, por la quiebra de sus empresas, la tarea de modernización de la patronal que se había impuesto cuando tomó el control de la confederación. Por otro, el alivio de quitarse de encima el peso del cargo y poder centrarse en esos temas personales, sin ser un objetivo constante de los focos de la actualidad que tanto le agobian desde que se desencadenaron sus problemas.
Porque a la paralización de Air Comet le sucedió, en marzo de 2010, la intervención de Seguros Mercurio por la Administración española. Poco después, Caja Madrid le negaba una línea de financiación que se mezcló, por razones políticas, con los intentos de asalto a la caja de ahorros, entonces presidida por Miguel Blesa, de la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, de cuyo grupo de cercanos forma parte DF. Para rematar, la Asociación Internacional de Líneas Aéreas (IATA) retiró a Viajes Marsans la licencia para expedir billetes de avión.
Esa fue la puntilla, que hizo caer el imperio montado por los dos socios durante 40 años después de haber empezado con una empresa de autobuses, y de eso se lamentan a quien les quiere escuchar porque, según ellos, se podría haber evitado. Se vieron con el agua al cuello y la obligación de solicitar concurso de acreedores, que fue declarado posteriormente por un juzgado de Madrid, y que a la larga también ha aceptado al propio DF, declarado insolvente ante una demanda de los proveedores para cubrir las deudas de Viajes Marsans y Air Comet, que ascienden a cerca de 417 millones de euros y 310 millones de euros, respectivamente. Además se ha declarado un embargo proindiviso de cinco fincas de Lugo, la casa paternal en Madrid y terrenos en Coslada, heredados de su padre.
A la postre, DF y su socio se enfrentan a varios procesos judiciales, que precisamente en estas fechas han tenido actualidad, ya que se ha producido un embargo preventivo de bienes por valor de 631,7 millones de euros, a los que se unen otros 1.093 a Pascual. Previamente, se había ordenado embargar 417 millones a cada uno, así como a Posibilitum, la empresa especializada en quiebras a la que los dos socios vendieron Marsans. De esta forma, difícil lo tienen los casi 25.000 afectados por la quiebra para cobrar.
Pero, además, tienen otro frente abierto por su paso por Aerolíneas Argentinas (AA). Se les acusa de fraude fiscal por valor de 200 millones de euros que procedían de ayudas recibidas del grupo estatal SEPI para amortizar pasivos de la compañía aérea. Y, por esta empresa, tiene un contencioso con el Estado argentino, al que le acusa de haberles expropiado. El asunto en la corte de arbitraje del Banco Mundial (CIADI) y los socios reclaman al menos 1.500 millones de dólares.
No extraña por tanto que DF esté "pasando por una situación económica muy dura, que no deseo a nadie". -
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