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El Jefe Diego recupera su libertad

El político mexicano Fernández de Cevallos ha estado siete meses secuestrado

Salvador Camarena

Tras permanecer en poder de sus captores desde el 14 de mayo pasado, el influyente político mexicano Diego Fernández de Cevallos fue liberado ayer por sus secuestradores. Líder del Partido Acción Nacional (PAN), ex candidato presidencial, ex senador y diputado, pero sobre todo abogado de poderosos empresarios, el Jefe Diego compareció ante la prensa en la puerta de su casa. Con semblante delgado y barba crecida, declaró: "Me encuentro bien, gracias a Dios, estoy fuerte, y mi vida seguirá siendo la misma. Por lo que se refiere a los secuestradores, como hombre de fe ya perdoné, y como ciudadano creo que las autoridades tienen una tarea pendiente, pero sin abuso, sin violaciones".

El caso demostró la incapacidad del Gobierno en su lucha contra el crimen

Fernández de Cevallos desapareció la noche del 14 de mayo en una de sus propiedades de Querétaro (centro de México). El abogado se jactaba de no contar con un equipo de seguridad -"no temo a la muerte", decía- y de ser él mismo el que conducía sus vehículos: "Todas las noches, cuando llego a casa, me bajo para abrir la puerta (...) En ese momento se me puede acercar un tipo y darme un balazo, una puñalada, y ahí acabé", había dicho en una entrevista. La noche de su secuestro, el político llegó a una de sus fincas, llamada La Cabaña, en el municipio de Pedro Escobedo, a 188 kilómetros de la ciudad de México. A la mañana siguiente fue encontrada su camioneta con algunos efectos personales, pero ni rastro del abogado.

El secuestro se caracterizó por tres cuestiones: la inacción del Gobierno de México, que una semana después del hecho anunció que a petición de la familia del abogado renunciaba a investigar; la aún hoy desconocida identidad de los secuestradores, que en varios comunicados se hicieron llamar Los Misteriosos Desparecedores; y, finalmente, la escasa desestabilización generada por el hecho en la vida pública mexicana, al extremo de que el presidente Felipe Calderón ni siquiera lo mencionó en su informe de Gobierno anual. Su secuestro no se parece en eso a los de alto impacto ocurridos a mediados de los noventa, cuando Fernández de Cevallos era un vigoroso candidato presidencial panista. Tras reportarse la desaparición, sus familiares emitieron un comunicado pidiendo a los captores que se pusieran en contacto con ellos a fin de iniciar negociaciones. Como respuesta, el 20 de mayo comenzó a circular por Internet una fotografía del panista en la que aparecía con los ojos vendados con una especie de pañoleta, el torso desnudo y un letrero ilegible en las manos. Fotos similares a esa circularían más tarde, el 26 de julio y el 13 de septiembre. A diferencia de la imagen original, en las posteriores aparecía con sendos ejemplares de la revista Proceso.

Además de las imágenes, durante los meses que duró el cautiverio del político sus secuestradores emitieron comunicados en los que se identificaron solo como Los Misteriosos Desaparecedores e hicieron circular una carta de puño y letra donde el secuestrado reclamaba a los suyos por el supuesto abandono en el que lo tenían. La última de las comunicaciones de los secuestradores, en la que ya se anunciaba la "inminente" liberación del político, se denominó Boletín-Epílogo de una desaparición. Está escrita como una proclama donde se enjuicia a Fernández de Cevallos por ser parte de la "oligarquía" mexicana.

El secuestro de Fernández de Cevallos vino a demostrar la situación de descontrol total del Gobierno en un México convulso por la violencia del narcotráfico y el crimen organizado. "Si ni Diego está seguro, quién podrá estarlo", es la frase popular que resumía la situación.

El ex candidato presidencial y dirigente del Partido Acción Nacional Diego Fernández de Cevallos, ayer en México.
El ex candidato presidencial y dirigente del Partido Acción Nacional Diego Fernández de Cevallos, ayer en México.AFP

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