A una brazada de Phelps
Ryan Lochte consigue tres oros y dos récords en los Mundiales de Dubái
Ryan Lochte había dejado muy atrás a sus rivales en la final de los 200 metros estilos cuando realizó el último viraje y se impulsó para cubrir los 25 finales a crol. Apenas 15 segundos después tocó la pared el primero, se quitó las gafas y sonrió mirando su marca: 1m 50,08s. Otro récord del mundo. El segundo en menos de 24 horas, el tercer oro de cuatro medallas, tres individuales y una plata en el relevo de 4x200 metros libre, en los tres primeros días de los Campeonatos del Mundo en piscina corta de Dubái. Al ver su marca, Lochte agitó su brazo derecho y sacó del agua los aros olímpicos que lleva tatuados en él. Los mismos que sobresalen del bañador de su amigo Michael Phelps. No es lo único que comparten: tienen en común una dotación especial para la natación y una pasión por los raperos negros. Ambos intercambian mensajes de móvil y también medallas, ahora que Phelps se encuentra en el ecuador de su preparación para los Juegos Olímpicos.
Hijo de un entrenador de natación, Lochte nació hace 26 años en Nueva York, pero vive y se entrena en Florida. Desde allí se ha puesto a punto para seguir de cerca las brazadas de Phelps, un año menor. Muchos en Estados Unidos opinan que, sin el chico de Baltimore, Lochte sería la estrella indiscutible del equipo norteamericano. Este año le batió en los 200 estilos de los Campeonatos de Estados Unidos y se fue con seis oros de los Campeonatos del Pacífico, en los que Phelps se dedicó únicamente a las pruebas cortas.
Sin el ocho veces campeón olímpico en Pekín, Lochte está siendo el rey en Dubái, donde va camino de revalidar los cuatro oros y dos platas que se llevó de los anteriores Mundiales en piscina corta, en Manchester hace dos años. Además, su nombre ya tiene un sitio en la historia de la natación, ya que es el primer nadador que ha conseguido batir un récord mundial desde la prohibición de los bañadores plásticos impuesta esta temporada.
La jornada de ayer también fue la de la última prueba de la campeona del mundo de 800 libre, Erika Villaecija. La catalana acabó séptima en la final, seguida de la madrileña Patricia Castro.
Villaecija cierra en Dubái un año importante: bronce europeo en Budapest, debut internacional en aguas abiertas y el desembarco de su compañera Mireia Belmonte, segunda el jueves en los 800 libre, en la larga distancia, su especialidad. Reconoce que hacer sitio a una nueva compañera tras tantos años siendo la única fondista nacional no ha sido fácil. "Al principio, me lo tomé un poco mal porque no comprendía el porqué de la decisión. Pero ahora estoy contenta de tener conmigo a una competidora de tanto nivel. Es bueno para mi prepración", dice.
Hoy, Belmonte intentará meterse en la final de los 200 estilos mientras que Aschwin Wildeboer y Rafa Muñoz estarán respectivamente en las de los 50 espalda y mariposa.
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