Vida secreta de los juguetes
Maestro subterráneo de la animación checa, Jirí Barta parecía haber desaparecido del mapa tras la caída del régimen comunista: autor de una adaptación de El flautista de Hamelín, realizada con tallas de madera de corte casi cubista y adornada por turbadoras ratas muertas -Krysar (1985)-, que los entusiastas de la animación consideran un clásico incuestionable, el cineasta invirtió casi una década en levantar el proyecto de una alucinada adaptación de El Golem que acabó condenada al limbo de las grandes obras inacabadas. Que Jirí Barta haya vuelto a la acción es, por tanto, una excelente noticia y que Aventuras en el desván, su primer largometraje en toda regla, llegue a las pantallas de nuestro país se convierte en el más inesperado de los regalos navideños.
AVENTURAS EN EL DESVÁN
Dirección: Jirí Barta. Animación. Género: Aventuras. República Checa-Eslovaquia-Japón, 2009. Duración: 74 minutos.
Si una imaginación tan turbulenta como la de Jan Svankmajer hubiese decidido reescribir Toy story (1995), el resultado no andaría lejos de Aventuras en el desván, película que narra un cuento infantil con las texturas perturbadoras de una pesadilla adulta, pero con la capacidad de constante invención poética de una mirada preescolar. En la película, un caballero andante de madera, un oso de peluche y una proteica figura de plastilina -un Mr. Potato para la Europa paupérrima- parten al rescate de la muñeca de porcelana que cuidaba de ellos en su peculiar hogar: una vieja maleta olvidada en un desván. Barta cuenta una historia tan elemental sirviéndose de una virtuosa armonía de dispares técnicas de animación -de la stop-motion al simple trazo secuenciado sobre papel-, pero, sobre todo, de su asombrosa capacidad para dotar a cada imagen de un irrepetible fulgor poético: la tormenta desatada por unas nubes-almohada o la escena en que los héroes se enfrentan a una inquietante multiplicación del objeto de su búsqueda son solo algunos de los constantes destellos de genio.