Interior logra cerrar con los sindicatos su primer acuerdo en el último lustro
El pacto afecta a las gratificaciones extraordinarias y los días de asuntos propios
La consejería de Interior y los sindicatos de la Ertzaintza pusieron fin ayer a un período de cinco años sin acuerdos realtivos a las condiciones laborales de los agentes. El departamento y las centrales pactaron las gratificaciones extraordinarias por llamamientos en días libres, así como la posibilidad de retribuir tres de las seis jornadas para asuntos propios pactadas para el conjunto del funcionariado vasco, los denominados moscosos, a los ertzainas que decidan trabajar de forma voluntaria.
Tras su debate previo en la mesa de negociación del martes, ambos acuerdos se materializaron ayer en el Consejo de la Ertzaintza. El primero se alcanzó con los sindicatos Erne y Esan, dos de las tres principales fuerzas, y se aplicará a partir del 1 de enero con un año de vigencia. En función de la categoría y los tipos de jornada, las indemnizaciones extraordinarias oscilarán entre los 21 y los 30 euros por cada hora trabajada, cantidad que consideraron insuficiente las demás centrales.
La unidad sindical, con la excepción de ELA, sí se mantuvo en la negociación de los moscosos, a la que finalmente dieron su visto bueno Erne, Esan, Sipe y CC OO. Aunque equipara los derechos laborales de los ertzainas a los pactados para todos los funcionarios vascos, el acuerdo recoge la posibilidad de trabajar voluntariamente tres de los seis días para asuntos propios a cambio de la correspondiente remuneración.
Las indemnizaciones pactadas, en función también de la categoría profesional, oscilan entre los 540 y los 900 euros.
Durante la reunión del órgano en el que se debaten las condiciones laborales de los ertzainas, el departamento informó también a los sindicatos de la expulsión del cuerpo de un agente acusado de vejar a mujeres maltratadas, avanzada ayer por EL PAÍS. El afectado, al que ya se le había comunicado previamente su situación, tenía asignadas funciones relacionadas con la violencia conyugal y aprovechaba su labor profesional para entablar contacto personal con algunas víctimas, a las que incluso llegó a intimidar. La investigación interna se inició a raíz de las quejas presentadas por dos de las acosadas.
Los representantes de la plantilla respaldaron de forma unánime la decisión de la consejería y fueron incluso más allá en sus peticiones. Tras tildar lo ocurrido de "repugnante", la central mayoritaria, Erne, instó al Departamento de Interior a llevar el caso ante la fiscalía, dado que las víctimas del agente no quieren denunciar los hechos, con la intención de que el acosador pueda ser también castigado penalmente, además de ser expulsado de la Ertzaintza.
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