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Reportaje:

Terapia de cine en Martutene

Las reclusas de la cárcel donostiarra participan en un taller organizado por la asociación Hegaldi - La entidad recibe hoy un premio de la Diputación

Las presas de la cárcel de Martutene analizarán y debatirán películas como forma de terapia. La semana que les toque Las chicas de la lencería, de la directora suiza Bettina Oberli, reflexionarán sobre unas mujeres intrépidas que reivindican la libertad de la mujer más allá del machismo y el conservadurismo en la sociedad de Suiza. Luego vendrá otra sesión cinéfila con la holandesa Antonia, de Marleen Gorris, Óscar en 1995 a la mejor película extranjera, o la india Agua, dirigida por Deepa Mehta. No es cine puramente comercial, sino dramas o comedias con las que algunas reclusas se identificarán y otras no, pero que les permitirán reflexionar sobre su condición femenina y el motivo que les ha llevado a estar entre rejas.

La asociación trabaja desde hace 20 años con las presas de Martutene

Esta iniciativa forma parte del curso Empoderamiento con enfoque de género, que se realiza en el módulo de mujeres de la carcel donostiarra impulsado por la asociación Hegaldi. Esta entidad trabaja desde hace 20 años con las reclusas y que hoy recogerá en el Kursaal el premio Derechos Humanos 2010 que otorga la Diputación de Guipúzcoa.

Dos veces a la semana, las 13 mujeres que integran Hegaldi dedican parte de su tiempo de forma voluntaria a acompañar a las presas. Todo ayuda: charlar, hacer manualidades, organizar meriendas y, desde hace, unas semanas talleres sobre el enfoque de género. "El objetivo es que cuando estén fuera tengan las herramientas y los recursos necesarios para poder seguir viviendo como ciudadanas de pleno derecho en la sociedad", explica Mamen Guimerans, presidenta de Hegaldi, a las puertas de la cárcel.

El día que se presentó el curso, la mayoría de las 21 presas que actualmente cumplen condena allí acudieron a la cita, ante la sorpresa de la dirección del centro penitenciario, que ha acogido con gran interés la iniciativa. Una experta en cuestiones de igualdad de sexos dirige el taller y dos miembros de Hegaldi se han formado para continuar con las dinámicas de grupo una vez finalicen las 10 sesiones de que consta el proyecto.

Hacía tiempo que algunas reclusas venían reconociendo, entre café y tertulias, que muchas habían delinquido por amor. "Empezaban a ser conscientes de que el género, ser hombre o mujer, condiciona en la vida", comenta Guimerans. "Algunas presas creen que si hubieran sido hombres, muchas de ellas no estarían en su situación. Por lo que nos cuentan, algunas han delinquido por seguir a un hombre. La diferencia entre las presas y muchas mujeres de la calle es que ellas han sobrepasado esa barrera", añade.

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La mayor parte de las internas de Martutene se hallan en prisión preventiva a la espera de juicio. Los delitos más comunes son la estafa y el tráfico de drogas.

Muchas pasan dos años hasta que se dicta sentencia. En algún caso, tras pasar meses o incluso años en la cárcel, han salido al final absueltas sin posibilidades de lograr un resarcimiento. "Cuando llega una nueva no se le pregunta por el delito. No juzgamos, solo hablamos con ellas cuando lo desean". apunta Coro Huegun, una de las voluntarias. "A las que están ingresadas de forma preventiva, la sociedad las juzga y las condena antes de que el juez dicte sentencia", lamenta.

Las presas valoran el trabajo de Hegaldi. Cuando las mujeres de la asociación cruzan la verja de Martutene entra aire fresco. Elogian la disposición desinteresada de una docena de voluntarias con quienes comparten confidencias y con quienes las broncas o las alegrías toman una dimensión diferente entre rejas.

La crisis también toca al voluntariado. El Gobierno vasco ha anunciado que en 2011 solo ayudará a dos o tres ONG grandes y la colaboración de la Diputación se ha recortado en un 50%. Pero Hegaldi no desiste, aunque mermen las subvenciones y sus miembros tengan que poner dinero de su bolsillo. "Lo mejor de recibir el premio ha sido la reacción de las presas, la alegría con que lo han recibido porque son parte de él. Saben que hablamos de la realidad, lejos del morbo de sus propias historias", apunta Guimerans.

De momento, Hegaldi va a destinar los 6.000 euros del premio a asegurarse un tiempo más de supervivencia. Y las presas dispondrán de una televisión nueva para superar el tedio en la cárcel. Será un regalo y otra terapia.

Tarde de celebración

Las mujeres de Hegaldi celebraron el pasado lunes la concesión del premio con las reclusas de Martutene. Desde hace tiempo, bromeaban con las presas sobre la morcilla, en toda sus acepciones, y tocaba un ágape en condiciones al que por extensión incluyeron txistorra y tortilla de patata "sin huevina", uno de los platos más demandados en el módulo de mujeres de la cárcel donostiarra.

Hubo cámaras, pero no prensa. La Diputación quería recoger en imágenes testimonios de las presas para elaborar un vídeo que se presentará hoy en el acto de entrega del premio de Derechos Humanos 2010 a la asociación. "Nos juntamos unas 30 personas, entre presas, funcionarios y colaboradores. Fue una gran fiesta y un bonito homenaje para ellas", explica Mamen Gimerans, presidenta de Hegaldi.

Algunas se taparon, otras dieron la cara, pero la mayoría de las reclusas hablaron y compartieron experiencias ante la cámara para rendir homenajear a las voluntarias. Hoy, algunas de ellas dejarán atrás la verja de Martutene y tomaran asiento en alguna de las butacas del Kursaal.

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