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El fiscal pide inhabilitar al dueño del bar que echó a discapacitados

El fiscal pide 18 meses de inhabilitación profesional para el propietario de un discobar de Alicante que, presuntamente, echó a 13 jóvenes con síndrome de Down cuando éstos querían tomar una consumición un sábado por la noche, según fuentes del ministerio público.

El dueño del discobar Basic prestó declaración ante un juez el pasado 1 de diciembre como imputado por, supuestamente, infringir el artículo 512 del Código Penal, que sanciona a quien ejerciendo su actividad laboral deniegue a una persona, por razón de su minusvalía, entre otros motivos, una prestación a la que tenga derecho. Este delito conlleva penas de inhabilitación profesional de entre uno y cuatro años.

Sin embargo, a la vista de que no había antecedentes y de que, en un principio, sí dejó entrar al grupo de jóvenes al establecimiento, el fiscal pide en su calificación de los hechos una pena de 18 meses de inhabilitación profesional. En su declaración ante el titular del juzgado número 5 de Alicante del pasado 1, el hostelero aseguró que no echó a los jóvenes de su establecimiento, versión que se contradijo con lo declarado ante el mismo juez por dos de los monitores que acompañaban al grupo y por la presidenta de la Asociación Síndrome de Down de Alicante, María Victoria Llano, que organizó la salida nocturna.

Aunque la citada asociación se ha personado en la causa, ha delegado la acción penal en el fiscal, al tiempo que tampoco ha formulado reclamación económica alguna. A partir de ahora, hay que aguardar a que la defensa haga su calificación de los hechos y a que el juez fije una fecha para la vista oral.

De copas tras la cena

Según la denuncia, los hechos ocurrieron la noche del pasado sábado 6 de noviembre, cuando los jóvenes participaban en la actividad programada con el permiso de los padres, que incluía una cena y una posterior salida por alguno de los locales de ocio del casco antiguo. Tras la cena, el grupo decidió tomar una copa en el bar Basic, en la céntrica plaza de San Cristóbal.

Al entrar, el responsable del establecimiento les preguntó si tenían intención de quedarse mucho, y al contestarle que iban a estar un rato, el dueño indicó a los monitores que acompañaban a los jóvenes: "No es por discriminar pero se tienen que ir". Y para evitar problemas mayores se marcharon.

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