El gran silencio
Si Bresson hubiese llegado a rodar un western, el resultado se podría parecer bastante a los primeros minutos de Caracremada, el riguroso, radical y severo debut en la dirección de largometrajes del gerundense Lluís Galter: la crónica del enfrentamiento entre unos forajidos (los maquis) y las fuerzas de la ley (la Guardia Civil) atomizada en una virtuosa sucesión de elipsis, metonimias, elocuentes diálogos entre la banda de sonido y lo que se queda en el off del plano... Ejercicio de precisión, que acredita la presencia de un cineasta en pleno control de su lenguaje, capaz de imponer una poética inflexible sin sucumbir a la tentación del manierismo.
Caracremada, película que prescinde casi por completo del diálogo, es la historia de Ramón Vila Capdevila, el último maquis que siguió luchando contra el franquismo, incluso después de que la CNT decretase en 1951 el cese de las operaciones en territorio español. Caracremada se convirtió, así, en una suerte de asceta de la lucha armada. Una resistencia solitaria. Una figura, por tanto, homologable al forajido del western o al samurái sin dueño, empeñado en cumplir esa misión obsesiva que solo rendirá cuentas ante su obcecado sentido del honor. Como señala el director, "para Ramón (...) la lucha y la resistencia en todas sus formas no fueron nunca, a diferencia de lo que fueron para otros, un heroísmo, sino un oficio y, con los años, una fijación que nacía de la firme voluntad de no renunciar al combate, por más precarios que fuesen sus efectivos, y por más indefectible que fuese la derrota". Fiel a ese planteamiento, Galter no busca inmortalizar una leyenda, sino acercarse a una suerte de enigma existencial, casi impenetrable, a través de su única vía de relación con el mundo: la fisicidad de su cruzada solitaria y la mecánica de su supervivencia. No es una película fácil, pero sí un trabajo irreprochable.
CARACREMADA
Dirección: Lluís Galter.
Intérpretes: Lluís Soler, Aina Calpe, Domènec Bautista, Andreu Carandell, Sebastián Cabello.
Género: drama. España, 2010. Duración: 98 minutos.
Estamos ante un cineasta en pleno control de su lenguaje
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