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Los sindicatos recuperan su unidad en la Ertzaintza para hacer frente a Ares

ELA se muestra reticente a una acción conjunta inédita en los últimos 13 años

"Vienen tiempos muy duros y nos estamos jugando nuestro futuro. No es cuestión de luchar por separado por imponer aquí o allá una coma". La advertencia que esgrime un destacado sindicalista de la Ertzaintza es el botón que muestra la unidad de acción que han recuperado las centrales policiales, tras las recientes elecciones internas, como estrategia ante Interior y los profundos cambios anunciados por el consejero, Rodolfo Ares. Más allá de acuerdos puntuales, tal frente común no se registraba en el seno de la policía vasca desde la negociación del convenio colectivo de 1997, cuando cientos de agentes salieron a las calles de Bilbao para protestar.

Los sindicatos Erne, Esan, Sipe, CC OO y Euspel han optado por dejarse "pelos en la gatera" en favor de un consenso que consideran imprescindible para hacer frente a los complejos retos de una policía autonómica que demanda reformas tras casi tres décadas de existencia, en el marco de incertidumbre que perfila la actual crisis económica. ELA, segunda fuerza en la Ertzaintza, tras la independiente Erne, ha marcado distancias en torno a algunas de las reivindicaciones estratégicas.

El convenio y el plan de reorganización suponen las claves en la negociación
Las centrales quieren garantizar unos "mínimos de consenso"

"Para nosotros, el modelo policial y la política preventiva son claves que nadie parece compartir", asegura un portavoz de la central nacionalista, cuya adhesión no renuncian a conseguir los demás sindicatos.

El objetivo es compensar la atomización de fuerzas surgida de las últimas elecciones. Desde su celebración en octubre pasado, las centrales han mantenido dos reuniones conjuntas en las que han avanzado en la búsqueda de puntos en común. Supone una tarea "difícil tras varios años de rifirrafes", pero se halla encauzada, según reconoce uno de los representantes de la plantilla que ha participado en ambas citas. Por ahora, los sindicatos han acordado una estrategia conjunta en la que, lejos de proponer medidas al departamento, para evitar divergencias se limitarán a fijar una reacción común ante sus planteamientos en la mesa de negociación de la Ertzaintza.

El escenario resulta complejo. La pretendida unidad sindical tendrá que sortear obstáculos de envergadura, como la negociación de un nuevo convenio, ya que el actual suma tres años de prórroga. Ares ya advirtió el pasado viernes, durante el pleno de control en el Parlamento, de que la voluntad de alcanzar acuerdos sobre las condiciones laborales de la plantilla está "condicionada por la crisis y las dificultades presupuestarias". De esta situación se muestran conscientes los sindicatos y ante ella abogarán por garantizar unos "mínimos de consenso", a partir de los cuales se plantearán negociar.

El otro gran reto es el plan de modernización de la Ertzaintza en el que se ha embarcado Ares para optimizar una estructura "obsoleta" y poder sacar más agentes a la calle. Resulta un proyecto estratégico para el Gobierno socialista, cuyas líneas maestras se anunciaron el pasado miércoles en la Cámara y que ya ha recibido el rechazo unánime de los sindicatos. Las reticencias, sin embargo, divergen y abarcan desde la falta de reconocimiento a los méritos de los agentes hasta la ruptura del modelo policial tradicional, sin olvidar las críticas en torno a la improvisación o los incentivos previstos para las jefaturas.

En un segundo plano quedan debates como la ampliación de la plantilla, ante el que las centrales mantienen un concepto distinto de las necesidades. La unidad de acción sindical, reivindicada incluso durante la campaña electoral por algunas agrupaciones, se concibe como forma de presión para conseguir las demandas comunes, no como rémora en la estrategia diferenciada de los distintos sindicatos, que mantendrán sus reivindicaciones particulares. "Lo de conformar un frente común está muy bien, siempre que se comparta el objetivo, ya que de lo contrario surgirían roces y no tendría sentido", argumenta uno de los representantes de la plantilla.

Pese al distinto peso de las centrales que integran la policía vasca, el objetivo es que su aportación a la mesa sindical resulte igualitaria. La unidad de acción beneficiará en especial a la agrupación minoritaria, Euspel, que no tiene representación en el órgano de negociación con Interior y que gracias al frente común de las centrales tendrá información directa de los planteamientos que realice Interior.

Ares (en el centro, a la derecha) y el lehendakari, Patxi López, presidieron en mayo en Erandio el Día de la Ertzaintza.
Ares (en el centro, a la derecha) y el lehendakari, Patxi López, presidieron en mayo en Erandio el Día de la Ertzaintza.TXETXU BERRUEZO

Los 'moscosos', punto de partida

Sobre la mesa de negociación se halla la clave que perfilará la relación entre Interior y los sindicatos de la Ertzaintza. Los representantes de la plantilla aguardarán a las propuestas que les traslade la consejería para analizar la posibilidad de ofrecer como respuesta un planteamiento conjunto. Supone la opción más viable para presionar al departamento ante el atomizado escenario surgido de las últimas elecciones sindicales. Cinco de las seis organizaciones cuentan ahora con representación en el órgano de debate.

Un ejemplo de esta estrategia se pudo apreciar en la reunión del pasado viernes, en la que el principal asunto tratado fue la aplicación, a partir de 2011, de los seis días de permiso para asuntos particulares pactados para el conjunto del funcionariado vasco, los denominados moscosos. Debido a la escasez de plantilla, Interior planteó la opción de pagar a los agentes que renuncien de forma voluntaria a tres de esas fechas. Las centrales analizaron la oferta y acordaron un baremo de indemnizaciones que trasladaron a la consejería para su estudio.

La propuesta de las centrales recoge una contraprestación global de 600 euros para la escala inferior de la plantilla, junto a un plus de otros 50 a medida que se asciende de categoría. La negociación continuará esta misma semana.

Reparto de fuerzas

- Erne. La central independiente revalidó en octubre su condición de mayoritaria en la Ertzaintza,

al conseguir más de 2.000 votos y 22 delegados sobre 60 en las elecciones sindicales.

- ELA. Pese al descenso que ha experimentado en la última década, se mantiene como segunda fuerza de la policía vasca gracias a sus 14 representantes.

- Esan. Escisión de ELA y opción nacionalista más beligerante contra la consejería, ha ganado enteros entre la plantilla y llega a siete representados.

- Sipe. Tiene la misma representación que Esan, aunque obtuvo un centenar de votos menos en las elecciones, que la situaron como cuarta organización.

- CC OO. Fue, junto a ELA, el sindicato más castigado en los últimos comicios internos. Perdió dos delegados, hasta quedarse en seis, aunque se mantiene en la mesa de negociación.

- Euspel. Segunda fuerza en Álava, sin apenas peso en los otros dos territorios, ve crecer su apoyo hasta cuatro representantes, pero se queda fuera del órgano de debate.

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