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Reportaje:

El gran salto de Okutu

El atleta marinense, de origen ghanés, busca la marca para el Mundial

A veces seis centímetros pueden ser un latifundio. Jean Marie Okutu Kouletio piensa en ellos cuando le preguntan por los ocho metros, distancia totémica para los saltadores de longitud, la que marca la frontera entre los que llegan y los que se quedan. Okutu está en camino, tiene 22 años y esta temporada se quedó en 7,69, a 25 centímetros de su marca personal. Las lesiones le han lastrado. No es nada extraordinario en una disciplina que castiga al cuerpo como pocas. Con todo, Okutu siente que está en progresión. Campeón de España en 2009, volvió a subir al podio nacional el pasado verano. Acaba el año quinto en el ránking, en el camino del Mundial de Daegu, en Corea del Sur, y de los Juegos Olímpicos de Londres. "Iré a por las mínimas", anticipa. No serán inferiores a los 8,10 metros.

El récord del saltador está a 16 centímetros de las mínimas
Las lesiones han lastrado sus resultados en el último año
Se entrena en el Estadio da Xuventude, a la intemperie
Aunque nació en África, solo se plantea competir por España

Okutu nació en Ghana, pero a los seis años llegó con sus padres a Marín. No se considera otra cosa que gallego. Jamás valoró la posibilidad de defender a su país de origen, del que no tiene recuerdos, sólo referencias. "Mis padres suelen ir allí para visitar a la familia en verano, pero a mí me pilla siempre en plena competición. Me gustaría ir, pero me formé atléticamente en España así que lo lógico es que no compita con otro país".

Galicia y España son cada vez más mestizas y el atletismo es, en ese sentido, una avanzadilla. En él tienen cabida nuevas razas especialmente dotadas para algunas modalidades. Pero detrás hay mucho trabajo. Okutu descubrió el atletismo con ocho años en la magnífica cantera marinense del San Miguel, un histórico que vivió mejores días. "Influyen varias cuestiones en que cada vez haya menos niños que practican atletismo -previene el saltador-, por una parte el deterioro de las pistas de entrenamiento y las malas condiciones para trabajar; por otro el auge del fútbol y de otras formas de ocio". Parece que el bajón empieza a remontar, pero hay un factor más que propicia el descenso de federados y tiene que ver con la voluntad de sacrificio. Okutu comenzó como cualquier pequeño, participando en pruebas combinadas. Saltaba, lanzaba y corría. Sus condiciones le llevaron hacia la longitud, apasionante lucha contra los límites humanos que en ocasiones puede convertirse en algo similar a un potro de tortura. "Es muy sufrida. Hay que fortalecerse bien porque puedes tener problemas en tobillos, rodillas e isquiotibiales". Pero gana la pasión. "Aprendes a competir con dolor", asume. Estos últimos meses Okutu renqueó del tobillo de batida y de una tendinitis en la rodilla izquierda. Dice que los achaques minan su confianza. "Me falta creérmelo un poco más. Tengo la base, una buena técnica, pero a veces surgen las dudas".

Esa lucha con el cuerpo y con la cabeza ocupa a Okutu, que ya prepara la próxima temporada en pista cubierta. Este fin de semana acudió a León, a una concentración con los mejores saltadores de longitud españoles. En enero volverán a verse una semana en Madrid. Los técnicos de la federación le quieren seguir de cerca, pero él se resiste a dejar Marín, Pontevedra y la Gimnástica, su club desde hace ocho años.

Se entrena en el Estadio da Xuventude y dice que no le falta de nada, aunque no rechazaría un techo. "Es algo que no tenemos en comparación con Madrid y Barcelona", explica. En estos días de frío y lluvia Okutu entrena a la intemperie, con Javier Medrano, su entrenador, un técnico forjado por Juanjo Azpeitia, saltador en los setenta de la Sociedad Atlética de Vigo, el mismo que moldeó al ya retirado Yago Lamela.

"Vamos a seguir así hasta los Juegos de Londres, a ver si nos sale bien", dice Okutu, que se la va a jugar por el atletismo. No hace mucho que terminó sus estudios de Formación Profesional y acaba de dejar atrás un contrato en prácticas como administrativo en Ence. Pero él quiere dar el salto. Tras ganar el campeonato de España entró en el programa de becas ADO, lo que le da una mínima solvencia económica para alejarse de los despachos y pensar sólo en brincar. Por eso hace hasta 10 sesiones de trabajo a la semana y no deja de mirar hacia el foso de arena y esos seis centímetros que le separan del gran salto.

Cuando fue campeón de España juvenil se fue por primera vez hasta los siete metros. "No me lo esperaba y en el último intento apuré al máximo y lo conseguí. Fue inolvidable", recuerda. Ahora mira hacia la última gran frontera con la pompa que se merece. "Es la mítica barrera psicológica de los ocho metros", detalla. Ahí la tiene, en sus piernas.

Okutu Kouletio, en el Estadio da Xuventude de Pontevedra, donde se entrena habitualmente.
Okutu Kouletio, en el Estadio da Xuventude de Pontevedra, donde se entrena habitualmente.CARLOS PUGA

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