Egibar prepara el terreno al voto del PNV en contra de los presupuestos
El portavoz del PNV, Joseba Egibar, adelantó ayer la posibilidad de que su partido vote este año en contra de los presupuestos del Gobierno, algo que en 2009 ni siquiera se planteó. El hecho de no haber propuesto reeditar el pacto con el PSE para la estabilidad presupuestaria en todas las instituciones supuso ya una primera pista de que los peneuvistas quieren ir este año con las manos más libres. El acuerdo que han cerrado en el Congreso tiene sus réditos y sus costes por sí mismo, pero la filosofía con el Gobierno vasca es que cuanta más distancia, mejor.
El fortalecimiento en términos de imagen que le ha supuesto su pacto con el PSOE le llevó incluso a dejar ver cierta despreocupación respecto a una eventual prórroga de las cuentas de las Diputaciones. Finalmente, el vértigo se ha impuesto en estas y ha conducido a la negociación del PNV con unos socialistas que la exigían al no haber pacto previo como en 2009, lo mismo que han exigido la aceptación de enmiendas a cambio de su abstención.
Es el mismo juego que ayer propuso Egibar en el Parlamento: la abstención del PNV tendrá este año un precio; de otro modo, votará en contra de las cuentas vascas. Para el Gobierno resulta más complicado que para los diputados generales, no atados por ningún pacto, abordar ahora una negociación con el PNV, con cuyo contenido debería estar de acuerdo el PP. Y el mejor resultado sería una abstención peneuvista que el Ejecutivo no necesita para sacar adelante su proyecto. A esta última circunstancia se agarró ayer Egibar, como preparación del terreno: "Tampoco descubro nada al decir que el PSE no necesita del voto del PNV".
182 millones
El portavoz peneuvista presentó ayer las 446 enmiendas parciales de su grupo, que plantean nuevas partidas o aumentar las existentes por un total de 182 millones. A ellas se suman otras 252 propuestas para disminuir el gasto en 60 millones en otros capítulos. En contra de lo habitual cuando de verdad se busca negociar, el PNV no ha tanteado al Gobierno antes de registrar sus propuestas.
Al Ejecutivo tampoco le preocupa excesivamente lo que los peneuvistas terminen por hacer. La abstención del PNV le permitiría volver a exhibir el menor rechazo histórico a unas cuentas en el Parlamento, pero el voto en contra le pone igualmente fácil el discurso: lo contradictorio del comportamiento del PNV en Madrid y en Euskadi, y la paradoja de que rechace los presupuestos allí donde afirma poner todos sus desvelos.
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