El lenguaje del voto

- Se impone Mairena. Carmen de Mairena obtuvo 6.982 votos para el CORI y se impuso al partido de Rosa Díez (5.293 votos) y al de Montserrat Nebreda (2.187).

- Los últimos serán los primeros. Hubo cinco formaciones que no alcanzaron el centenar de votos: Democraticaweb (44), Justícia i Progrés (47), Alternativa Liberal Social (54), Solidaridad y Autogestión Internacionalista (82) y el Partido Aragonés Regionalista (97). En algún caso no sumaron ni los votos de la familia directa.

- Voto en blanco. El primer partido no parlamentario no es la xenófoba PxC, que cuenta con 75.321 hinchas. Por delante ha quedado el voto en blanco (92.331), lo que significa el 2,94%. Si el señor d'Hont hubiera sido más perspicaz (ahí está la ley que lleva su nombre), el voto en blanco hubiera podido traducirse en escaños vacíos. Y más baratos.

- Por una oposición que lo sea. Oído en Nicaragua (sede del PSC): "Si el PSC pasa a la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona, al menos ganaremos algo, que haya oposición. Ahora no hay oposición ni tampoco gobierno (municipal)".

- Himno a la alegría. Bien está que Miguel Ríos propusiera votar a Iniciativa, pero salvo por la versión rock de la pieza de Beethoven, cuesta entender la alegría en la sede de ICV. Se acababa de hundir un modelo de gobierno y la formación pasaba a la nada. Pues todo eran aplausos y sonrisas. Solo se comprende pensando en que algunos se garantizaban un puesto de trabajo.

- El PSC llena. Por fin un lleno a rebosar en un acto de partido de los socialistas. Fue ayer, en la sede de Barcelona, para oír las explicaciones del desastre. Nunca tanta gente (periodistas casi todos) acudió a escucharles en campaña con tanta atención.

- El ruido de las avellanas. Esquerra Republicana reconoce que se han producido errores en la campaña y, por lo tanto, ratifica a su primer timonel, Joan Puigcercós y a los dos estrategas del hundimiento: Ernest Benach y Jordi Portabella.

- Cicciolina. En todas las elecciones hay un voto que expresa a la vez un cierto rechazo al sistema y sentido del humor. Se le llama "voto Cicciolina" en recuerdo de la stripper italiana o Coulouche, un cómico francés. ¿Quién es la Cicciolina del Parlament? Sin duda, Joan Laporta.