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Reportaje:

Mariscadores sin red

5.000 profesionales trabajan en pleno invierno sin seguro, solo con la cobertura de su cuota a la Seguridad Social - Los afectados recogen firmas e impugnan la decisión

¿Qué pasa si un percebeiro muere o desaparece en el mar ahora que la Xunta ha renunciado a renovar el seguro colectivo del sector pesquero? La pregunta la efectuaron los portavoces de PSOE y Bloque a la conselleira Rosa Quintana el pasado miércoles en el Parlamento. Marisol Soneira y Bieito Lobeira se quedaron sin respuesta, por mucho que el diputado nacionalista apelase a la conciencia de los parlamentarios del PP. Cuando este diario formula la misma cuestión, un portavoz de la Consellería do Mar alega que los mariscadores y percebeiros tienen hoy "la misma protección que cualquier autónomo". Como un carpintero o un albañil. Y añade que "la Xunta busca una póliza" para amparar a estos colectivos de trabajadores.

Mar asegura que los percebeiros "tienen igual protección que un autónomo"
Una empresa recién creada vende en exclusiva la nueva póliza de Mapfre

Mientras la encuentra, 5.000 obreros del mar, entre percebeiros y mariscadores, faenan en pleno invierno sin más cobertura que su propia cotización a la Seguridad Social. La mayoría, sin saber que desde el 1 de octubre ya no les ampara el seguro que el primer Gobierno de Fraga había contratado para proteger a los marineros a principios de los noventa.

Duró hasta hace dos meses, cuando 30.000 marineros estaban a salvo de cualquier percance con un seguro colectivo que garantizaba a las viudas y huérfanos de los fallecidos, cantidades modestas (17.000 euros por hijo en caso de muerte), pensiones de invalidez de hasta 30.600 euros, y becas de estudio a los descendientes hasta que cumplían 24 años. Tenía la ventaja de que los familiares cobraban automáticamente tras el naufragio. Un colchón para ir tirando que les permitía litigar contra el armador o el seguro del barco si consideraban que hubo fallos de seguridad. La cobertura amparaba también al personal de Protección Civil, Cruz Roja y otras entidades que participasen en rescates y le costaba a la Xunta un millón de euros.

Cinco meses después de convocar -en abril, cuando tocaba- el concurso para renovar las pólizas, la consellería decidió el 28 de septiembre resolver el contrato. El director general de Ordenación e Xestión dos Recursos Mariños adujo por escrito "razones de interés público fundamentadas en el actual escenario de recortes en el gasto público motivadas por la situación actual de crisis económica".

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Aparte de los mariscadores, otros 25.000 hombres, que se enrolan en barcos o pequeñas chalupas, se la juegan en el mar con la única cobertura que les proporciona el seguro de cada embarcación, una póliza de responsabilidad civil que estableció como obligatoria la última Lei de Pesca. El que abone cada patrón, pues por más que la consellería se haya apresurado a firmar un convenio con Mapfre para vender a través del intermediario La Polar Seguros pólizas para 10.000 embarcaciones, la Xunta ya ha dicho que hasta el año que viene no pondrá ni un euro. A partir de entonces abonará sólo un 25% de ese nuevo seguro que cuenta con el apoyo de la federación gallega de cofradías, de la asociación de armadores de Vigo y de Remolcanosa, las tres entidades que conforman la sociedad que venderá las pólizas.

En los puertos, entretanto, los marineros se enteran por la prensa y empiezan a indignarse por el fin de su seguro colectivo gratuito que decidió la federación de cofradías tras consultar a una docena de los 74 patrones mayores. La Asociación de Artes Menores, que agrupa a 400 armadores, ya ha expresado públicamente su disconformidad con una medida "que deja desamparado al sector". La respuesta fue un comunicado en el sentido contrario de la Federación de Cofradías que envió a la prensa Luis Tojeiro, administrador de La Polar Seguros.

Pósitos como el de Laxe, que preside José Manuel Barcia, han comenzado a recoger firmas contra la decisión de la Xunta. Como muchos de sus compañeros, Barcia faena en su pequeña gamela con un seguro para cubrir daños a terceros, poco más, y no tiene claro qué pasará si un día su barca "se va al fondo" o si sufre algún percance mientras completa su exiguo salario en las rocas a pie con el percebe.

La Asociación Galega de Mariscadoras acaba de presentar un recurso de alzada contra la anulación del contrato. Alega que las circunstancias económicas en septiembre no eran muy distintas a las de abril y que la resolución del concurso es nula. Alberto Muñoz, abogado de cientos de marineros, se echa las manos a la cabeza cuando oye a la conselleira decir que el seguro de responsabilidad civil es más completo que el anterior. Y lanza una batería de preguntas: "¿Qué pasa si no hay siniestro y es un golpe de mar el que mata a un marinero? ¿O un accidente en cubierta? ¿O cuando, como tantas veces, desaparece un hombre?".

La Consellería do Mar explica que las indemnizaciones por muerte de la nueva póliza ascenderán a 100.000 euros, mucho más de lo que cubría la anterior. Cuando se le pregunta si cubrirá todo tipo de accidentes, responde que "dependerá de las circunstancias". Y admite que las familias ya sólo cobrarán al final de los procesos judiciales, después de años de litigios contra la aseguradora. Rosa Quintana sostiene que el seguro anterior se había quedado obsoleto. Y mientras, la oposición le recuerda que ha dejado al sector jugando a la ruleta rusa desde el 1 de octubre.

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