"Esta va a ser la década de América Latina"
Mientras los países ricos prueban el fruto amargo de la crisis, América Latina vive uno de los periodos económicos más dulces de su historia. Con excepciones contadas, la zona está saliendo reforzada de las turbulencias que azotan las naciones del Norte y crecerá este año, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), a un ritmo medio del 5,7%, casi de tigre asiático. Solo una nube negra aparece en el horizonte: el peligro de recalentamiento debido a la entrada masiva de capital extranjero.
"Estamos claramente en lo que yo llamaría la década de América Latina", afirma Luis Alberto Moreno Mejía, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este colombiano de 57 años, que ha sido hombre de negocios, político, periodista y diplomático, estuvo esta semana en Madrid invitado por la IE Business School y habló con EL PAÍS sobre el futuro de un subcontinente de 600 millones de habitantes.
"El gran reto es construir una mejor economía de servicios"
"China competirá con las empresas que ya están en Latinoamérica"
"El crecimiento va a atraer inversión privada e inversión extranjera"
"El riesgo de la entrada masiva de capitales es que se formen burbujas"
Pregunta. ¿Por qué están saliendo la mayoría de los países latinoamericanos tan rápido de esta crisis?
Respuesta. En los últimos 10 o 15 años hemos hecho una serie de reformas que ayudaron a crear estabilidad macroeconómica, bancos centrales independientes, baja inflación, bajo endeudamiento, balances fiscales... De otro lado, la región tiene una gran oportunidad con la producción de recursos naturales, y empezamos a tener unas clases medias que han hecho que los mercados latinoamericanos crezcan en tamaño. Esta crisis tuvo un origen financiero, y América Latina no sufrió en ese terreno porque no había instituciones financieras con activos de los llamados tóxicos. Habíamos aprendido de tanta crisis financiera del pasado y adoptamos una regulación estricta parecida a la de España. De otro lado, contábamos con una senda de crecimiento que había arrancado en 2001 y 2002 y que nos permitió acumular reservas para contener los efectos de la crisis. El impacto que sufrimos el año pasado fue más por la caída de los intercambios comerciales en todo el mundo que por el lado financiero.
P. ¿Cómo puede la guerra de divisas afectar a América Latina?
R. El hecho de que haya una gran presión sobre los tipos de cambio hace que el sector exportador sienta esos efectos, razón por la cual los temas de productividad son tan importantes. Yo sí creo que, más allá de la coyuntura, vamos a tener una década de buen crecimiento, y en la medida en que haya buen crecimiento en América Latina va a haber una natural atracción a la inversión privada y a la inversión extranjera. Por ello vamos a tener flujos positivos, combinados con los que ya llegan por la vía de las remesas, que quizá sean los más importantes: cerca de 65.000 millones de dólares al año.
P. ¿Existe peligro de recalentamiento en algunas economías latinoamericanas? A algunos países, como Brasil, les preocupa precisamente la entrada masiva de capital extranjero.
R. El riesgo de esa entrada masiva de recursos es que puede disparar burbujas. ¿Dónde? Inicialmente, en las Bolsas de valores, y después, en diferentes tipos de activos, como la propiedad raíz. Esa es, efectivamente, una preocupación. Y es, creo, lo que todo ministro de Hacienda o presidente de banco central piensa en este momento: estar muy vigilante a que esto suceda.
P. ¿Cómo pueden las economías latinoamericanas reducir su dependencia de la exportación de materias primas?
R. La gran capacidad de venta de materias primas está en Sudamérica, sobre todo. Creo que la demanda de esas materias primas va a continuar, fundamentalmente por el gran crecimiento de China e India. En producción de alimentos, en producción de minerales... El gran reto para América Latina es cómo a partir de esa gran demanda de materias primas podemos construir una mejor economía de servicios, que es fundamental. Quizá es el área en que menor capacidad de competencia tenemos. Mire, por ejemplo, cómo las empresas españolas proveedoras de servicios, sean financieros o de telecomunicaciones, han crecido de manera muy importante y han hecho aumentar la competencia en América Latina. Los otros grandes temas van a ser los servicios de salud y, en general, la innovación. Y ahí radica una parte muy importante de nuestra agenda en la próxima década.
P. Pese a las reformas emprendidas y el crecimiento económico, continúa existiendo en América Latina una gran frustración por las tremendas desigualdades entre ricos y pobres.
R. Ese es un tema central que, obviamente, no puede resolverse en un año, sino que tomará décadas. La buena noticia es la cantidad de latinoamericanos que salieron de la extrema pobreza en los últimos ocho años, que son cerca de 60 millones. Pero temas como el de la educación, por ejemplo, se vuelven centrales. Hemos podido avanzar significativamente en la cantidad de estudiantes que hoy en día tienen escolaridad del año 1 al año 12. Menos van a la Universidad.
P. ¿Qué reformas quedan pendientes a juicio del BID?
R. Hay que progresar en varias áreas. La educación es un tema de largo plazo, pero fundamental. Todo lo que tenga que ver con la productividad, y con esto me refiero a la calidad de la educación, a todos los temas de ciencia y tecnología. Es muy poco lo que invertimos en nuestra región si nos comparamos con países de Asia, por ejemplo. Estamos atrasados en la inversión en infraestructura. Ahí hay un espacio muy importante, y el sistema de alianzas público-privadas que aplicó en España es una gran lección para América Latina. Estamos invirtiendo solo el 2,5% del PIB en infraestructuras, cuando China invierte el 9%. Otro tiene que ver con los mercados laborales y la cantidad de latinoamericanos que se encuentran en la economía informal. Un grupo pequeño que está en la formalidad paga impuestos que sirven para la totalidad de los habitantes de los países.
P. ¿Qué opinión le merece la creciente presencia china en América Latina?
R. China ha sido muy importante, por una parte, como importador de las materias primas que producimos en Sudamérica sobre todo. Por otro lado, lo que veo es una creciente inversión pública, básicamente en transporte y logística, puertos sobre todo, y en recursos naturales como el petróleo y los productos agrícolas. En la última década ha habido una explosión del comercio entre China y América Latina, que pasó de escasamente 12.000 millones de dólares a casi 170.000 millones este año. Hay un interés de las empresas chinas por competir con muchas de las empresas que tradicionalmente han estado en América Latina, y de invertir.
P. ¿Qué le parece la fuerza que está adquiriendo Brasil en el mundo?
R. Creo que a Brasil le interesa una Latinoamérica fuerte y en crecimiento, y en ese sentido hay un espacio para construir cada día más alianzas. Yo siempre digo: Brasil es muy importante, pero las economías de Chile, México, Colombia y Perú combinadas son más grandes que Brasil y tienen un ingreso per cápita más alto. Eso no quiere decir que sea malo o bueno, simplemente que Latinoamérica es mucho más, y esa es una buena noticia.
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