Abuelos, cantantes y empresas
El perfil del socio del Orfeó Català refleja el origen tradicional de la institución
El pelo canoso se adueñó ayer del Palau de la Música. También las corbatas y el caminar acompasado, a veces acompañado por un bastón. La imagen del socio de edad avanzada fue la que más dominó entre el auditorio que acudió a elegir la nueva junta del Orfeó Català. Ellos son los afiliados de la institución más numerosos y quisieron tener voz y voto en las elecciones. Llegaron en coche particular, en taxi, a pie o, incluso, en sillas de ruedas que empujaban sus familiares. Y es que casi un 7% de los miembros de la agrupación tiene más de 80 años. Tres personas, además, ya han soplado las velas del centenario.
De hecho, muchos de los socios no recuerdan el tiempo que llevan vinculados al Orfeó. "No sé el tiempo ni la fecha exacta, pero al menos hace 40 años que soy socio, desde que mis hijos se apuntaron a clases de solfeo aquí", exponía en la entrada del edificio Joan Bellot, de 84 años.
En cambio, otros recuerdan perfectamente cuándo se unieron a la entidad. Es el caso de Joan Vallbé, otra de las personas que se acercaron al Palau. "Fue en 1963, cuando se hizo una campaña con el lema Ja sou socis de l'Orfeó Català? Desde entonces he pagado religiosamente mi cuota y asistido a algunos conciertos", dijo.
Para la mayoría, las elecciones de ayer eran históricas por dos razones: por cerrar definitivamente la etapa convulsa que ha vivido la institución y por reafirmar los ideales por los que se afililiaron al Orfeó. "Me asocié en el año 1975, porque acababa una etapa, la dictadura, y comenzaba otra, la de la democracia", explicaba en el vestíbulo del edificio Ramon Patarist. Se afilió con su mujer. "Por lo que representa, es un símbolo de Cataluña y, como en 1975, con estas elecciones también termina una etapa y llega otra mejor", afirmó.
Algunas personas han heredado la asignación. "Mi marido era socio, pero murió hace tres años, así que desde esa fecha soy yo la afiliada", dijo Teresa, que prefirió no dar su apellido. Otros socios son, en realidad, empresas. "Soy presidente de la Asociación de Ingenieros, así que, como su representante, propuse un candidato y entre los compañeros lo ratificamos", explicó Joan Torres antes de entrar en la asamblea celebrada en el Petit Palau.
Aunque en poca proporción, la juventud también estuvo presente de la mano de los cantores del coro. En el patio de butacas, la voz cantante la llevó un bebé con su llanto. Pero no fueron las únicas lágrimas que se derramaron en el Palau. "La pregunta es cómo veo el futuro del Orfeó... ¿Tengo que contestar la verdad o lo que es políticamente correcto?", se preguntaba cabizbaja una joven. "La realidad es que mañana todo seguirá igual, y no quiero hablar más porque me emociono", confesó entre sollozos.
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