Altezas contra la explotación

Cientos de miles de niños desaparecen cada año en Europa, un fenómeno que en demasiadas ocasiones acaba en tragedia si se parte del principio de que la muerte o la explotación de un solo menor desaparecido es ya una muerte o una explotación más de la cuenta. Y cada año, en todo el mundo, más de 1,2 millones de niños caen víctimas de las extensas redes del tráfico de menores, el tercer negocio ilegal más lucrativo tras el tráfico de armas y el de droga. Reinas como Paola de Bélgica y Silvia de Suecia; princesas, como las belgas Matilde, Astrid y Claire; la gran duquesa de Luxemburgo, María Teresa; esposas de personalidades como Margarita Barroso y expertos en el fenómeno han sido convocados durante un par de jornadas en el palacio Real de Bruselas por la reina de los belgas para participar en el congreso internacional Niños vulnerables, un desafío europeo.

La infanta Cristina, en su calidad de presidenta de honor de la Fundación ANAR (Ayuda a los Niños y Adolescentes en Riesgo), agradeció ayer la invitación de Paola para participar en la conferencia. "Ante la desaparición o fuga de un hijo, imaginamos la alarma o impotencia, la angustia, la desesperación y el pánico que pueden experimentar sus padres", apuntó la infanta, madre de cuatro hijos, justo antes de ponerse a imaginar el mundo visto desde el otro lado, el del estado de ánimo del desaparecido o del fugado, "desde la incertidumbre y el nerviosismo al puro temor".