Marruecos ordena expulsar de El Aaiún a tres periodistas de la cadena SER

Marruecos decidió expulsar a última hora de ayer a los enviados especiales de la cadena SER que habían logrado romper el bloqueo informativo impuesto por Rabat en El Aaiún. Sobre las doce de la noche, la policía marroquí comunicó a Àngels Barceló, Nicolás Castellano y Ángel Cabrera que se les iba a expulsar por atentar contra la seguridad nacional. Los periodistas se negaron a firmar la declaración, según relató Barceló en el programa Hora 25, que ella misma presenta.

A la una de la madrugada, los informadores, que llevaban ya seis horas retenidos en la comisaría, desconocían si tendrían que pasar la noche en el aeropuerto, a la espera de que saliese un vuelo con destino a España.

Los tres periodistas señalaron ayer que habían informado previamente a las autoridades marroquíes de que se dirigían a la capital del Sáhara Occidental, tal como exige el Gobierno de Rabat, y que incluso habían solicitado una entrevista con el gobernador de la región, Mohamed Guelssous.

Barceló aseguró que ella y sus dos compañeros no habían sido detenidos, y que aceptaron voluntariamente acompañar a los agentes a la comisaría. Antes, 10 policías de paisano les habían conminado a recoger su equipaje en el hotel y a pagar la cuenta.

El férreo bloqueo bajo el que Marruecos mantiene El Aaiún había sido burlado a primera hora de la mañana por el equipo de la SER. Barceló informó de que, "en la multitud de controles para llegar a la ciudad, siempre hay una pregunta: ¿Qué profesión tienes?". Todo el mundo tiene dificultad para moverse, especialmente los extranjeros.

Castellano aseguró que sus equipajes no fueron registrados y que tampoco se les impedía llamar por teléfono. "El trato fue correcto. Nos dieron café y agua", apuntó el periodista.

Las autoridades decían que no se dejaba pasar a los periodistas españoles por motivos de seguridad, pero los profesionales marroquíes e incluso una periodista francesa de Le Monde están informando desde allí hace ya algunos días. Tampoco se permitió el acceso al enviado de EL PAÍS, Juan Carlos Sanz. La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, telefoneó a Barceló y le comunicó que estaba "llevando a cabo gestiones al máximo nivel" para solucionar la situación.

El Aaiún es, según relataban estos enviados especiales, una ciudad ahora muy distinta, "en silencio y asediada por policías antidisturbios, apostados en cada esquina de la ciudad".