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Reportaje:MUNDIAL DE F-1 | La semana decisiva

Red Bull 'gana' de todas formas

Expertos en mercadotecnia consideran brillante la apuesta de Mateschitz, que prefiere defender las señas de identidad de su marca a recurrir a las órdenes de equipo

Oriol Puigdemont

La vida de Dietrich Mateschitz dio un giro de 180 grados en 1982 durante un viaje de negocios a Bangkok cuando aún era responsable de mercadotecnia de la empresa de cosméticos alemana Blendax, una filial de Procter & Gamble. A su llegada a la capital tailandesa, Mateschitz pidió a un camarero de su hotel un reconstituyente que le despejara tras la paliza en avión que se acababa de pegar. Lo único que le pudo servir fue un brebaje que se llamaba Karting Daeng (búfalo rojo de agua). Al parecer, el fabricante de ese reconstituyente era socio de Procter & Gamble en Asia, circunstancia que facilitó la entrada de Mateschitz.

Ahora, en menos de 30 años, Red Bull es el refresco energético más famoso y Mateschitz uno de los 350 hombres más ricos del planeta y el único que posee dos de las escuderías que compiten en el Campeonato del Mundo de fórmula 1: Red Bull y Toro Rosso.

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El fin de semana pasado, en Interlagos, el doblete que consiguieron Sebastian Vettel y Mark Webber dio al magnate austriaco el primer título de constructores de la historia de su marca y colocó a ambos pilotos en la lucha por el Mundial, por más que el triunfo de Vettel complicara las posibilidades de Webber. De haber invertido sus posiciones como Ferrari hizo en Alemania cuando ordenó a Felipe Massa que se dejara adelantar por Fernando Alonso, el australiano habría salido de Brasil a un punto del español mientras que ahora afronta la última cita, el domingo en Abu Dabi, a ocho y con Vettel metido en la gresca.

En esa misma tesitura, muchos equipos habrían intervenido antes a favor del corredor mejor colocado en la clasificación, en este caso Webber, pero la predilección de la cúpula por Vettel y la doctrina directa de Mateschitz abren la puerta a una posibilidad que muchos pueden calificar de chifladura: que Red Bull decida perder el título antes que ensuciar la imagen de una marca, la suya, que posee unas señas de identidad muy marcadas.

"Interferir en los pilotos nunca ha sido una opción para nosotros. Todo el mundo condenó a Ferrari por lo que hizo en Hockenheim y nosotros hemos quedado como unos idiotas por no actuar de la misma forma", dijo ayer Mateschitz. "Jamás hemos pensado en algo semejante porque nuestros dos pilotos permanecen en la lucha por el título. Un segundo puesto con un comportamiento correcto podría ser mejor que una victoria sobre la base de órdenes", añadió. Pase lo que pase en Abu Dabi, lo que ha conseguido el austriaco es que Red Bull y su política monopolice la información relacionada con la F-1 en estos últimos días. Se habla más del equipo que de sus pilotos.

José Luis Nueno es experto en mercadotecnia del IESE (Instituto de Estudios Superiores de Empresa): "Lo que hace Mateschitz es curarse en salud. Si pierde el Mundial, pero lo hace por no traicionar los valores que transmite su marca, Red Bull habrá ganado. En esta coyuntura, ganará siempre".

Llegados a este punto, surge una pregunta obligada que no tendrá respuesta hasta el domingo. Si Vettel lidera la carrera con Webber tras él y Alonso en la tercera posición, ¿mantendrá Mateschitz su promesa y renunciará a recurrir a las órdenes de equipo aunque el título vaya a parar a Alonso? "Que fuera inflexible estaría muy bien a nivel de imagen porque todo el mundo hablaría de ello", sostiene Toni Segarra, el director ejecutivo de *S,C,P,F..., una de las agencias de publicidad más reconocidas de España.

"Es un dilema muy interesante. ¿Traicionará Red Bull sus valores de marca si lleva a cabo órdenes de equipo en Abu Dabi? Seguro que habrá clientes que se sientan defraudados", reflexiona Josep Franch, profesor de Estrategias de Marketing Internacional en ESADE. Al respecto, es importante destacar que Red Bull, a diferencia de Ferrari, no vende coches ni depende directamente de sus éxitos en la F-1 para comercializar sus latas. Franch aprovecha para lanzar al aire otra cuestión: "¿Es rentable dejar de ganar para defender unos ideales?".

La respuesta cree tenerla clara Miquel Altarriba, responsable del área de publicidad de la facultad de Comunicación de la Universitat Ramon Llull. "Lo que no creo que haga Red Bull es traicionar sus señas de identidad. Es irónico porque se trata de una marca muy transgresora que nos dice que llegará a las últimas consecuencias para cumplir el reglamento. Eso es que están convencidos de que van a ganar, pero, si pierden, tampoco les habrá salido mal la jugada", considera.

Para saber si Mateschitz cumplirá su palabra o se ha estado marcando un farol tras otro habrá que esperar un poco más. Hasta el domingo a las dos de la tarde.

Sebastian Vettel, Christian Horner, director del equipo, y Mark Webber celebran el doblete en Interlagos.
Sebastian Vettel, Christian Horner, director del equipo, y Mark Webber celebran el doblete en Interlagos.AP

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