Diez coches bomba causan decenas de civiles muertos en Bagdad
Los atentados se concentraron en barrios chiíes de la capital iraquí
La gran mayoría de las víctimas mortales en Irak venían siendo militares, policías o funcionarios durante los últimos meses. Los civiles, que bastante tienen con soportar las penurias cotidianas, habían pasado a segundo plano después del atroz bienio (2006- 2007) de guerra civil sectaria. ¿Volvemos a las andadas? Una decena de coches bomba estallaron ayer por la tarde en varios barrios de Bagdad, provocando la muerte al menos a 57 personas y más de 250 heridos, según el Ministerio del Interior, citado por France Presse. Todos los ataques se concentraron en barrios chiíes de la capital, señal inequívoca de que la violencia sectaria puede explotar, de nuevo, en cualquier momento.
Caben pocas dudas de que los ataques fueron coordinados. "Todas las explosiones se produjeron simultáneamente", afirmó a la citada agencia un funcionario de Interior. Y resulta indiscutible que se trataba de matar al mayor número de personas posible. La mayoría de las explosiones se produjeron cerca de mercados y bancos, habitualmente abarrotados a esas horas de la tarde.
El sábado, un suicida hizo estallar explosivos en un café frecuentado por kurdos chiíes en una ciudad de la conflictiva provincia de Diyala, al noreste de Bagdad. El domingo, fundamentalistas suníes acribillaron a balazos y lanzaron granadas contra los católicos que asistían a misa en una iglesia del centro de Bagdad, y ayer lanzaron la oleada de bombas.
En septiembre, era una opinión muy extendida en la capital iraquí que la retirada a sus cuarteles de las tropas de Estados Unidos -oficialmente concluida el 1 de septiembre- llegaba en una pésima coyuntura. Ciudadanos de cualquier confesión temían que los cuerpos de seguridad no podrían garantizar la seguridad y se sentían horrorizados ante la perspectiva de que rebrotara la contienda sectaria que asoló el país durante 2006 y 2007.
Los servicios de seguridad iraquíes tienen que lidiar con la organización Estado Islámico de Irak, los afines a Al Qaeda que reivindicaron el ataque terrorista -perecieron 58 personas- contra una de las principales iglesias católicas de Bagdad el pasado domingo. Es una misión muy complicada por la bisoñez de los policías y militares, muchos de ellos reclutados en los últimos años tras el desmantelamiento en 2003 del Ejército y de las demás instituciones después del derrocamiento del régimen de Sadam Husein. A ello se suma la inestabilidad política del país, sin Gobierno desde las elecciones de marzo dada la incapacidad de los líderes políticos para pactar el Ejecutivo, y el acuartelamiento de los 50.000 soldados estadounidenses que ahora apenas patrullan las calles de la capital.
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